En una semana donde la amistad me ha llenado de cariño, donde el nacimiento del pequeño Nicolás me ha recordado lo maravilloso que es el ser humano, donde los besos cariñosos de los peques de casa me han recargado los bajos niveles de energía, donde un ¡tú puedes!, ¡va el último empujón! a lo que intentas conseguir, me recuerdan lo importante que es no tirar la toalla…hoy me pregunto cuánto dinero podrían costar las palabras que recibimos que nos curan el alma, que nos serenan, que nos hacen más libres o más poderosos, que nos llenan de esperanza y nos demuestran que no estamos solos…
¿Por qué hay gente que se empeña en pensar que todo aquello que no tiene precio no sirve para nada?
Buen fin de semana a tod@s!
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