Ya han acabado las clases y la escuela no parece la
misma. No se oye a nadie gritar ni reir. Todo se serena. Son días de reflexión,
de cerrar un curso para pensar en el siguiente. He podido aprovechar los días por la festividad de Sant Joan
para perderme por Andorra. Tengo la suerte de poder ir habitualmente, ¡Cómo me
gusta este país! Sus montañas me llenan de paz. Correr allí es un gran regalo
para mi mente, cuerpo y alma. He hecho largos entrenos de run para ir
acumulando kilómetros para el próximo reto: la Maratón de San Francisco del
próximo 27 de Julio. La verdad es que algunos han sido algo costosos, se nota el
cansancio del curso pero seguro que aquel día serán muy valiosos.
Antes podré viajar a Londres a un acto organizado por
Cristina Mitre, periodista y autora de Mujeres que Corren que hace unos meses pude conocer, en pro de la Leucemia Infantil. Con Femenino sin Límites, mi primer libro para adultos. El acto consitirá en un run en Hyde Park y recoger el dinero que sea posible. Me uno a ella para seguir
gritando que podremos con esta enfermedad que aún hace tanto daño a muchas personas!
Releyendo tu carta creo que tienes razón cuando dices que
tenemos muchas creencias limitantes en nuestras mentes desde edades muy
tempranas, que si no rompemos y luchamos contra ellas nos pueden acompañar toda
la vida. A veces estas creencias nos hacen vivir en la zona de confort, en una
zona tranquila, segura pero también aburrida y carente de vida. Hay gente a mi
alrededor que vive instalada en ella y se cree la más feliz del mundo…con todo
mi respeto, creo que se equivocan. ¡Cuánto se pierden por no arriesgar! Es verdad que yo muchas veces he salido y me he equivocado, pero también he aprendido y soy un poquito más persona hoy por haberlo hecho. Yo también he empezado muchas veces y no me arrepiento por ello.
Volviendo a Anna Orta, nuestra profesora de literatura
hoy debe estar muy triste por la muerte de Ana María Matute. ¡Qué tristeza me
ha provocado conocer que nos ha dejado! Unos de sus libros fue protagonista de mis
lecturas más infantiles, Paulina. El libro era de mi hermana mayor pero cuando no me veía, se lo cogía y lo leía una y otra vez. Aún hoy, cuando
voy a casa de mis padres lo cojo, lo acaricio y me vienen recuerdos a la mente
que sólo así aparecen.
Hablas de presiones cuando te refieres a Rafa Nadal. ¿Quién no
las recibe en su trabajo, en su día diario? Como dices, seguro que ha tenido que optar muchas veces,
dejar de hacer lo que la gente de su edad hacía y entrenar muchísimas horas.
¿Vale la pena? No lo sé, sólo él puede decirlo. El deporte profesional es muy duro, muchísimo. He podido conocer personalmente a algunos deportistas profesionales y todos dicen que sin renuncia no hay resultados, ahí dejo la valoración.
No he leído el libro “La Enfermedad como camino” de
Dethlefsen & Dahlke que me comentas, me lo apunto como lectura pendiente.
Estoy convencida de la existencia de la unión que existe entre la mente y el
cuerpo, de la emoción y la enfermedad. Cuánta gente he visto destrozada
en la consulta, donde sus cuerpos decían basta porque su mentes estaban
destruidas. ¡Si la mente no está bien no podemos estar bien, imposible! Estuve
3 intensos años trabajando de 9 de la mañana a 9 de la noche haciendo terapia
psicológica y fue de las experiencias profesionales más intensas, impactantes y
agotadoras que he hecho jamás. Hora tras hora llegaba una persona, niño,
adolescente o adulto con una dificultad que acoger, entender, acompañar…aprendí
mucho, también sufrí. Viví transformaciones increíbles de personas que volvían
a respirar, a sonreir, a querer vivir.
¿Sabes qué Ventu? Creo que eres muy valiente por no dejarte caer, por volverlo a
intentar, por no dejar de buscar. Como te decía antes, ¿Cuánta gente vive en un
pequeño círculo del que no quiere salir por miedo a qué se encontrará? Tenemos
que aprender a mirar atrás quedándonos con lo que hemos aprendido y
despojándonos de lo que sobra, de lo que no suma, de lo que ensucia. Apuesta
por ese nuevo proyecto sobre fotografía terapéutica y se convertirá en algo
grande, estoy convencida. Luchemos por nuestra estabilidad, porque lo imposible puede dejar de serlo si realmente lo deseamos y trabajamos por ello. Sentirse satisfecho de uno mismo es sentir que somos honestos con nuestra alma. ¿Y qué mejor sensación puede haber como esta?
Te dejo en el silencio de la noche deseándote suerte, sueños y fuerza...la misma que deseo para todo el mundo, y por qué no, para mi también...Mañana a las 5.00h volveré a salir a correr para volver a sentirme un poco más yo, hoy no ha sido un día fácil pero me quedo con alguna de sus enseñanzas.
Un abrazo runnero
Iolanda López
No hay comentarios:
Publicar un comentario