Que fácil sería todo si pudiésemos acoger y poner en práctica los buenos consejos que nos van dando en la vida. Los recibimos de la gente que nos quiere. Normalmente cuando somos niños nos los regalan los abuelos y los padres. Cuando crecemos es la pareja, los amigos o compañeros de trabajos quienes lo hacen. Aunque habitualmente los escuchamos con atención, con el tiempo te das cuenta que pocas veces se equivocaban y que pocas veces los seguimos…¿Por qué? Pereza, indecisión, incredulidad..no sé,, todo un poco...
Si por el contrario fuésemos grandes alumnos, con estos sabios consejos elaboraríamos una lista muy corta con lo que realmente es importante en la vida, con aquello que no estás dispuesto a dejar de hacer o pasar. Todo sería más fácil , seguramente no volveríamos a hacer una y otra vez los mismos errores que nos llevan al mismo callejón sin salida...
Observar más, escuchar más…y callar mucho más…Una buena reflexión para empezar la semana...
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