Querido Ventu
Siento que no puedas correr, lo siento porque sé lo animado y la satisfacción que el correr te empezaba a aportar. Te animo a no tirar la toalla, a seguir avanzando buscando ese equilibrio que te permitirá acumular kms y volver a sentirte más estable, en todos los sentidos. Nuestra realidad personal nos lleva a buscar y conseguir un equilibrio entre cabeza, cuerpo y sentimientos, difícil pero un objetivo apasionante.
Los miedos son un mal compañero de viaje. Te hacen vivir en un pasado que ya no volverá y en un futuro que posiblemente no llegará a pasar jamás. No te dejan vivir en ese presente donde no hay tiempo real sino vivencia plena. Ventu, querer saber dónde estás ya es una opción valiente, estoy convencida que llegarás allí donde quieres llegar y sino es porque habrá aparecido una mejor opción que te hará más feliz y libre.
A mi no me gusta vivir con miedo, lo intento neutralizar. En ocasiones se cuela en mi mente. Aprovecha la noche para llegar, cuando sabe que estoy más cansada y no me permite dormir. Odio tener esta sensación de falta de control, de tristeza absoluta. Cuando me ocurre me doy cuenta que me estoy avanzando, que estoy proyectando cosas que no sucederán y el miedo empieza a desvanecerse, a desaparecer hasta que se va y puedo con él.
Recuerdo que cuando era sólo una niña y tenía miedo me refugiaba detrás de las palabras de consuelo que me regalaba mi hermana mayor. Me daba la mano en la oscuridad y me distraía explicando historias maravillosas. Yo también recogía este método y lo utilizaba con mi hermana gemela. Yo optaba por historias donde aparecían personajes animados. Ella me cogía la mano, me apretaba abrazándome compartiendo la misma cama y me decía: ¡Vuelve a explicar la historia que aun tengo un poco de miedo! Todo acababa cuando el cansancio y tensión la agotaba y se quedaba dormida. Así llegaba mi tiempo para descansar.
Hoy te quiero contar una teoría y es "Mi teoría del clip". Te parecerá extraño pero hace muchos años que llevo haciendo trabajo de campo sobre ella y puedo afirmar que el clip se convierte en el objeto que más transeunta por las calles de las ciudades. Si cuando andas miras al suelo, siempre puedes encontrar alguno, no falla, pruébalo. Todo el mundo sabe qué es un clip. Un clip es un objeto metálico, con un mecanismo tipo pinza con el cual se pueden agrupar documentos impresos. Algunos historiadores creen que los bizantinos fueron los primeros en utilizar el clip, que estaba hecho de bronce. Sin embargo eran caros de producir y sólo se usaban para unir documentos imperiales. Y ahora ¿quién no ha utilizado uno de ellos? Es sencillo, frágil, no pesa y además te ayuda a ordenar, a organizar y priorizar. Se convierte en algo sencillo y útil. ¿Por qué te cuento esto? Porque creo que la vida debe convertirse en algo parecido a un clip: está por las calles, sin darnos cuenta, en ocasiones la pisamos o la valoramos. Debemos convertirla en algo fácil, sencillo, con utilidad y adaptable de llevar. ¿Qué te parece? ¿Me compras la idea? Sólo quiero transmitirte que esto que nos toca hacer, vivir, es una cosa mucho más sencilla, es un abrirse al mundo e integrarse a él.
Me encanta saber lo que lees. Yo ando entre filósofos y pedagogos que me recuerdan que educar se transforma en un acción que permite ayudar a perfeccionar de forma intencional a una persona, ¡qué trabajo tan difícil tenemos los maestros y qué poco se nos valora!
No me quiero ir con una queja, me voy con un reto que asumo por elección; un reto que cada día intenta llevar a cabo millones de hombres y mujeres que reciben el nombre de maestros, profesores, tutores, acompañantes, educadores…a ellos mi último tributo de hoy.
Un abrazo lleno de energía estabilizadora
Iolanda López
PD. Por cierto me encantó saber que habías estado en casa de Lluis Llach...¡cada vez me gusta más su música!...que bien me hace escucharla...
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