Hola
Iolanda!!
Por supuesto que te compro la idea de tu teoría del “clip”. De hecho, el día
que recibí tu carta apareció sobre la mesa de escritorio uno del que no tenía
constancia de haber dejado ahí en ningún momento. Permanecen silenciosos al
acecho. Me hizo sonreír. Con la sencillez, estoy totalmente de acuerdo, las
soluciones a los problemas y a las ilusiones llegan. La sencillez como lema de
vida. Sin embargo, llegar a un estado desde donde poder tomar decisiones con
sencillez, con cierta paz, despegada de todo ese otro ruido mental que nos
sobrevuela y nos complica (la conciencia, la incertidumbre, algunas herencias
no deseadas, nuestra relación con el ego, que por otro lado también somos
nosotros), requiere un trabajo personal intencionado, activo y valiente, es
decir poner en marcha los contrarios o complementarios que decía Machado, para
equilibrar la falta de gobierno sobre nosotros, la pasividad y el miedo.
Una vez despojados de algunas cargas o filtros, la mirada es cada vez un poco más limpia y uno va sintiendo comunión con las cosas, aceptando que lo otro, los demás, forman parte de uno y por lo tanto somos también responsables de ellas.
Una vez despojados de algunas cargas o filtros, la mirada es cada vez un poco más limpia y uno va sintiendo comunión con las cosas, aceptando que lo otro, los demás, forman parte de uno y por lo tanto somos también responsables de ellas.
Me ha venido a la cabeza la obsesión que tuvieron algunos de nuestros poetas por llegar a la “poesía pura”. Me sirve como metáfora para reflexionar sobre la búsqueda de la esencia. Juan Ramón Jiménez se deshizo de toda su obra prendiéndole fuego porque ya no le representaba, porque aquellos versos ya no eran lo que él era, y empezó un proceso de desnudez en el verso hasta llegar a la mínima expresión. De Jorge Guillén es la archiconocida frase de "poesía pura es todo lo que permanece en un poema después de haber eliminado todo aquello que no es poesía". De León Felipe son estos otros versos:
Deshaced este
verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía
eso será la poesía.
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía
eso será la poesía.
que dialogaban con aquellos otros de Bécquer de “poesía eres tú”
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
En poesía siempre han habido este tipo de enfrentamientos -
actualmente siguen muy vigentes, aburridamente vigentes – ese intento de
definirse. No sé si patino ampliando el discurso y generalizando hasta llegar a
todo aquello en donde uno necesita definirse, marcar su territorio, sentir su
individualidad y a la vez su propia definición perteneciendo a un colectivo. Un
doble refuerzo interno: el propio y el propio que comparte con los demás.
Rivalidades deportivas, políticas, culturales. El otro día, después de la
presentación del libro de Juan Vico, le comentaba a una amiga que de la poesía
me aleja la obsesión por alabar lo de uno criticando lo de otros. Es decir,
negar lo que no nos gusta. ¿A qué viene todo esto? Vuelvo a lo de la sencillez.
Desde la mirada sencilla, despojada, podemos aceptar lo que no nos gusta como
nuestro también. De esa manera rompemos la dialéctica bueno/ malo, e incorporamos
como aprendizaje ambos lados del prisma. Ojo, no quiero decir que no nos puedan
desagradar las cosas. Espero haberme explicado.
De nosotros mimos, al vernos, veremos tachones, borradores,
desenfoques, partes incomprendidas, incomprensibles, pero somos nosotros
también. La obsesión por despojarnos de todo lo que somos
podría llevar a no aceptar nada de lo que somos. Sencillez,
aceptación y constante aprendizaje. Para mi claves en el proceso personal.
Me despido con los versos de una poeta amiga, Yaiza Martínez, un encanto de persona y una escritora fabulosa. De su libro: “ Siete, los perros del cielo”:
Me despido con los versos de una poeta amiga, Yaiza Martínez, un encanto de persona y una escritora fabulosa. De su libro: “ Siete, los perros del cielo”:
(…)
Mantiene, sin embargo,
la capacidad de investigar, el deseo de mención,
una bondad que no le ha sido
del todo arrebatada.
Abre ahora los ojos
y ven al mundo temiendo.
(...)
El temor de la vida se aclara
El temor de la vida se aclara
con el agua que salpicas
sustancia y gracia
(…)
Feliz semana!
Un abrazo enorme
(El 14 de enero de 2011 me llegaba a casa el regalo de Yaiza)
Ventu
P.D. El dolor en el talón de Aquiles gracias a los cuidados de
todos vosotros (tuyos, de Susana T.) y las recomendaciones de Laura
Martínez Sitjes van remitiendo. Espero poder correr pronto. Empiezo a
necesitarlo!!!
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