De repente todo se vuelve tan simple que asusta. Perdemos las necesidades, todo se reduce a llevar un tímido equipaje. Las opiniones de los demás, incluso si son sobre nosotros mismos, no nos importan. Abandonamos las certezas porque ya no estamos seguros de nada. Y no nos hace falta nada, absolutamente nada. Vivimos de acuerdo a lo que sentimos. Dejamos de juzgar, porque ya no hay bien o mal, sino más bien la vida que eligió cada uno. Finalmente entendemos que todo lo que importa es tener paz y tranquilidad. Es vivir sin miedo, es hacer lo que alegra el corazón en ese momento. Y nada más. Cuando descubrimos todo eso es cuando llega la satisfacción plena. La verdadera felicidad.
DISCERE: Aprender. No dejar de hacerlo. Aprender lo que no se sabe, lo que aún no imaginas, lo que temes, lo que te ilusiona. Y eso es lo que deseo: tener la oportunidad de seguir aprendiendo. Aprender que la VIDA se vive viviendo. La vida es una sucesión de momentos, de instantes únicos, de baches, de tropiezos. Aprender y transformarse. Nadie puede elegir vivir por nosotros. ¡SI DUDAS, HAZLO!
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