jueves, 11 de febrero de 2016

Post del Viernes: Los hombres somos grandes NECIOS

No sé todo ni de todo y me alegro por ello, cada vez más, ya que esto me permite pensar lo mucho que me queda por mejorar y aprender. Hace unos años quizás me sentía más poseedora de la verdad, ahora no, cada vez menos.
 Nicolás Boi­leau, hace ya mucho tiempo, es­cri­bió que la ig­no­ran­cia siem­pre es­tá dis­pues­ta a ad­mi­rar­se y qué razón tenía. A me­nu­do la ig­no­ran­cia es el re­sul­ta­do no tan­to de lo que des­co­no­ce­mos sino de la soberbia con la que de­fen­de­mos lo que no sa­be­mos. En los de­ba­tes dia­léc­ti­cos en los que participamos diariamente, con tal de in­ten­tar que­dar bien o imponer nuestras ideas por encima de las de los demás, bus­ca­mos estratagemas para ser más au­da­ces, más agresivos, para sentirnos ganadores...y  así sólo de­mos­tra­mos una cosa: ser unos grandes ne­cios.

Durante esta semana he observado, en reuniones y conversaciones en las que intervenía o en las que tan sólo era una observadora pasiva y analítica, cómo las personas actuamos y ponemos todo nuestro empeño en convencer o imponer nuestras ideas. Para conseguirlo gastamos energía, repetimos ideas, imponemos puntos de vista, hasta podemos subir el tono de voz o gritar para imponernos...necio, muy necio.

Pero ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué tenemos la necesidad de intentar ganar al otro continuamente, hacer que nuestros puntos de vista queden en primer lugar? No creo tener la respuesta pero de lo que estoy segura es de que na­die nos puede pedir que lo se­pa­mos to­do y por ello este gasto de energía es inútil, necio.

El gran escritor Jo­sep Pla ti­tu­ló su pri­mer li­bro "Co­ses Vis­tes" y explicaba que  había elegido este título porque era una forma de ex­pli­car­le al lec­tor que só­lo es­cri­bía de lo que ha­bía co­no­ci­do en di­rec­to, que no ha­bla­ba de oí­das, que no se aden­tra­ba en lo que no sa­bía, que no imaginaba inútilmente,que no juzgaba. Sabias palabras nada necias.

Por todo esto llego a la conclusión que la in­te­li­gen­cia humana ra­di­ca en situarnos correctamente en los en­tor­nos en los que nos movemos , en ges­tio­nar nuestras emo­cio­nes (cosa nada sencilla) y dejar de pre­su­mir por ganar a los demás porque este objetivo es un objetivo necio, atribuible al mundo animal. Si gastamos nuestra energía en luchar por imponer, demostrar, superar al otro nos convertimos en seres necios...¿Y quién quiere serlo?

Buen fin de semana a tod@s!

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