Querido Ventu,
Nuestras cartas están llenas de maravillosas
coincidencias. Tu última coincidió con el día de mi 40 cumpleaños. Una edad que
todo el mundo asocia a una gran fiesta y sorpresas y a la que yo le había
pedido prudencia y tranquilidad. Me apetecía que fuese un día normal, con los
míos, con los más cercanos. Estoy en un momento que necesito saber que están
ahí, que nos queremos, desde la normalidad y sin excentricidades. Me
quedo con gestos, conversaciones sencillas y emotivas, regalos que realmente
describen cómo soy y qué me gusta. Escritos recibidos que saltan al alma
y que jamás volverán a salir de allí. Encuentros con los que quieres y
están siempre, risas y recuerdos. Paz y tranquilidad como si estuvieses caminando y te parases para beber, recuperarte para seguir el camino que te toca hacer...
Me encanta que me hables del aquí y del ahora ya que
ahora estoy en ese momento personal. Desde hace ya algún tiempo he
aprendido que cada día debe poseer la importancia en sí mismo, sin
proyección hacia el futuro. Descubrir lo bueno de cada instante. Los expertos
dicen que es difícil ya que vivimos en una mirada continua hacia el pasado y el
futuro. Este ir y venir nos llena de tensión y a veces de miedo inútil. Al
mirar al pasado nos aterra pensar que cosas que vivimos pueden volver a suceder
y tememos; mirar al futuro nos inquieta porque no podemos controlar lo que
puede llegar a pasar. Este vaivén nos desequilibra, nos marea y nos hace
perdernos el día a día...¡Qué inutilidad de sufrimiento!
Gracias por hablarme de Sergi Torres. De nuevo otra
coincidencia. En uno de los programas de radio que escucho habitualmente hace
algunas aportaciones muy interesantes. Me encanta la idea que transmite
de aprender a vivir en el ahora aceptando con honestidad lo que hay
en nosotros. Me gusta todo lo que engloba la palabra honestidad. ¿Somos
honestos con nosotros mismos? ¿Con los demás? ¿Dónde viaja la honestidad de decir
y vivir en consecuencia que poseemos cuando somos sólo unos niños?
La honestidad debe llevarnos a borrar esos recuerdos que
nos entristecen, que sólo nos pesan y no sirven para nada. Demos un paso más,
que cada cual decida el tamaño de su zancada. Disfrutemos de ese instante concreto:
de ese beso en la mejilla, de ese abrazo espontáneo, de esas risas que te hacen
otra vez sentirte como un adolescente, de esas fotos robadas…
Me preguntas en tu última carta sobre los preparativos de
nuestro reto de dar la vuelta a toda Menorca corriendo (185km!) para ayudar a
la investigación del cáncer. Estos meses de preparación han sido un viaje con
subidas y bajadas. Creo que he sabido disfrutar mucho con cada entreno. No ha
sido fácil pero entrenar diariamente me hace feliz. Los duros entrenos me
ayudan a recordar cómo lo pasan las personas que tienen que pasar por duros
tratamientos de quimioterapia. He estado muy cerca de una de ellas durante
estos meses y sus caras de dolor están grabadas en mi memoria. Estos recuerdos
me hacen sentirme más fuerte cuando el agotamiento se apodera de mi cuerpo. Es
curioso pensar que ellos me dan la fuerza a mi. Lo mejor de este reto es
hacerlo acompañada y pensar que NO tengo que demostrar nada. Iré a Menorca
contenta de empezar, de haber trabajado mucho durante estos meses, de haber
difundido la causa y de poder colaborar con la investigación del cáncer, algo
tan necesario para salvar vidas. Así que deseosa de que llegue el día esperado
donde sólo tendré que hacer aquello que tanto nos gusta: correr.
Me uno a tu cansancio mental, yo también lo estoy y mucho.
Tengo muchas ganas de cerrar este curso y alejarme física y mentalmente de todo
para rehacerme, volverme a cargar. Lo digo sin quejas pero sí con muchas ganas.
Aún faltan unos días, así que toca seguir, sin pensar en el cansancio.
Te mando un fuerte abrazo lleno de energía y calor.
Feliz final de semana y muchas sonrisas
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