jueves, 24 de abril de 2014

BAJO MIS PIES: El calentamiento (1ª carta)

He recibido una carta muy especial. ¡Qué difícil es recibir una carta que no sea del banco! Será la primera de muchas, a las que contestaré con pasión y devoción, porque hablarán del mundo del correr y de la vida, porque una sin otra no pueden ser entendidas...la comparto con vosotros...

EL CALENTAMIENTO
Querida Yolanda!

Hoy empezamos este proyecto sencillo e ilusionante, una deuda con las ganas y la ilusión, contraída desde ya hace unos meses. Finalmente hemos sido capaces de concretarnos en estas cartas que a partir de hoy iremos enviándonos semanalmente para hablar, entre otras cosas, de todo y de nada. Así de complicado y de sencillo. Salir a correr. Tú desde tus retos personales, solidarios, desde tu experiencia y conocimiento, y yo desde mis recién llegadas ganas y mi ilusión por recuperar la unión de cuerpo y mente. Y contarnos lo que vemos, lo que sentimos, lo que pensamos. Esa es la idea en la que hemos acabado y desde donde hoy empezamos esto.
Lo he dicho ya, pero no me importa repetirme. Hay libros, personas, sucesos, que llegan en momentos trascendentales. Es el caso de tu libro “Femenino sin límite”, que leí hace unos meses y que vino a complementar una parte importantísima en mi proceso de búsqueda. Ejerció en mi un poder de empujón, de ánimo, en la necesidad que tenía mi cuerpo y mi mente de sentirse uno de nuevo, de reencontrarse en algún lugar del movimiento. Así fue como, pasadas unas semanas de haber leído tu libro, acabara decidiéndome finalmente a salir a correr.

Y aquí estoy, mirando la sombra de mis hombros en el suelo. Observando la forma a la que se amoldan cuando trato de correr con un ritmo lento pero seguro, con movimientos naturales que conserven la energía y no la malgasten en gesticulaciones innecesarias. Mirar al suelo. Me decías. Mirar al suelo mientras se cambia de ciudad, mientras uno cambia en cada lugar nuevo, mientras lo nuevo nos hace viejos y lo viejo nos acompaña en nuestro estreno vital, mirar el suelo mientras uno aprende a respirar de otra manera, a controlar el oxígeno, la fuente de vida.

A mediados de marzo salí por vez primera, como sabes. Es decir, apenas llevo un mes en esto de correr. Es poco, pero ya han pasado muchas cosas. Me recomendaron una aplicación para el móvil. Una estupenda ayuda para planificar mis entrenamientos. La rechacé amablemente. Ahora que empiezo quisiera experimentar mi cuerpo al máximo: correr hasta donde las piernas dicen basta, correr hasta donde la cabeza dice basta, notar como mi musculatura realoja el peso de mi cuerpo en estos inéditos movimientos. Notar las rodillas cargando con el peso, articulando el avance, identificar el movimiento en mi musculatura, qué músculos están funcionando para que todo avance y yo pueda llegar a algún sitio. Conocerme.

Creo, llevo días pensándolo, que correr tiene mucho que ver con el resto de cosas en la vida. Es una metáfora perfecta de muchas otras cosas que implican mejora, esfuerzo y superación. Hablas de eso en tu libro. Correr es enfrentarse a los problemas, es profundizar en la raíz, en lo genuino nuestro, en el motor, en lo que activa, lo que reanima, lo que nos impulsa. Correr es escribir, es la constancia, la voluntad, la reflexión, la observación. Me gsutó estar muy de acuerdo con Murakami en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” De esto me gustaría ir hablando contigo, hoy solo me sitúo, como si me pusiera las zapatillas y me atara los cordones, como si hiciera los oportunos estiramientos antes de empezar a correr. Esta carta de hoy es ese calentamiento, la hidratación la alimentación necesaria para antes de empezar una carrera.

Correr en mi caso tiene que también que ver con la verdad. Me propusiste hacer algo un 2 de enero de este año. Algo que tuviera que ver con la escritura, con mirar el suelo, con las ciudades. Nos emplazamos a darle vueltas y a esperar que surgiera la manera de llevar ese algo a lo concreto. En aquellos días pensé que no podía escribir sobre correr si no lo había experimentado, si no sabía cómo se comporta el cuerpo en esa actividad. Si bien creo en la ficción, hay cosas que necesitan de la verdad para ser contadas. Ese fue otro aliciente más. Ahora corro y con una perspectiva corta, observo cambios. Al inicio, alternaba carreras cortas con paseos a paso ligero. Poco a poco iba preparando el camino. A parte de ser lo recomendado, tiene que ver mucho conmigo, con mi manera de encarar los obstáculos. Ahí, en las primeras y breves carreras, empecé a notar mi cuerpo. El mismo cuerpo, un cuerpo nuevo. Te iré hablando de eso, de lo que ya apuntaba anteriormente. En este breve tiempo ya he hecho mis avances. Dejé atrás el alternar el correr con el andar. Las distancias cada vez son mayores, cada vez aguanto más tiempo de carrera continua y sobre todo, he sabido ver que en lo poco que invertía inicialmente porque no daba más de mi, estaba lo que todavía no había llegado.

Como te decía, no corro con ninguna aplicación ni con el móvil – sí con música (de eso ya te hablaré) , pero el otro día llevé el móvil por no tener batería el mp3 que uso, y caí en la tentación de cronometrar mi primera marca. La apunté, como quien recuerda con una sonrisa una memoria feliz. A veces me veo desde fuera y me hago gracia. He tenido que acostumbrarme a verme en este contexto.

Ahora, que empiezo a estar habituado al movimiento, y que por tanto, la musculatura empieza a rendir mejor, una vez controlada la respiración, el alimento en forma de oxígeno, aparece la mente, la fuerza mental, como componente imprescindible en el esfuerzo. He comprobado que es casi tan importante el dominio de tu condición mental, como el control de tu condición física a la hora de recorrer una distancia prevista. Volvemos a lo mismo: lo uno va con lo otro. Me vi corriendo y queriendo parar, mi mente observando mis piernas y comprobando que no había motivo para parar todavía, que ellas podían ir más allá si la mente enviaba la orden de seguir al cuerpo, y si éste, se reagrupaba, se concentraba, optimizaba sus defensas, y contraatacaba. Así logré mis primeras recientes victorias. Mis diminutas y modestas victorias. Los pasos de gigante.
Por último te agradezco que me aconsejaras que me llevara las zapatillas a mis vacaciones andaluzas, que insistieras en que descubra las ciudades corriendo. He corrido en Córdoba y en Granada y te hablaré de ello más adelante. Sólo te anticipo la magia de haber corrido junto a los dos ríos de Granada: el Dauro y el Genil, y haber notado su energía mientras corría, como compañía y empuje. Hablaremos.
Espero que hayas disfrutado de tus entrenamientos y competiciones en las Islas Canarias. Ya hora te envío esta carta y espero tu respuesta con ganas.

Un abrazo!!!

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