domingo, 23 de noviembre de 2014

New Post: La fuerza de las transiciones

Quien ha practicado Triatlon conoce la importancia que tienen las transiciones. Es el momento en el que se sale del agua y uno se prepara para hacer el circuito de bicicleta o cuando acabas los km de bici e inicias los kilómetros corriendo. Los profesionales las preparan con mucha atención y pulcritud, las practican, las imaginan en su mente. Ganar unos segundos puede suponer la victoria final. En las triatlones donde participo para mí se convierten en un momento para coger aire y seguir la competición, para preparar la mente para el nuevo deporte. Con el paso del tiempo las hace más rápido y con menos esfuerzo, pero no con menos atención.
Pero hoy no voy a hablar de este tipo de transiciones. Quiero hablar de las numerosas transiones que hacemos en nuestra vida diaria. Me refiero al tiempo que dedicamos entre una actividad y la siguiente. Algunas veces estas transiciones sólo duran unos segundos, otras pocos minutos y otras veces necesitan de más tiempo.  Los desplazamientos que hacemos diariamente se convierten en puras transiciones. Una transición habitual es la que realizamos de nuestro hogar al puesto de trabajo o el tiempo que pasa del trabajo de nuevo a casa.
Para muchos se convierten en un momento de seguir mentalmente conectados a la actividad que se estaba realizando, manteniendo en la mente una conversación o una acción que nos hace perder la atención al traslado que estamos realizando y que nos estamos perdiendo.
Desde que he empezado a practicar la meditación asociada a la vida y el deporte he descubierto que estas transiciones eran para mí un momento inútil y poco saludable ya que lo utilizaba para alargar lo que estaba haciendo físicamente a mentalmente para llegar a otro lugar y empezar directamente a realizar otra actividad sin beneficiarme de este tiempo transitivo. Hace días que practico que estas transiciones sean más significativas y nutritivas. ¿Cómo? Es muy sencillo , sólo dejando fluir mi cuerpo y mi mirada: camino sin correr con la mirada al frente y no perdida en el suelo y observo muchas cosas que antes me perdía. Esta semana he podido ver como un joven leía detrás de un gran ventanal de un pequeño bar y se estremecía con la llegada de la persona que esperaba,  he presenciado cómo un abuelo espera con entusiasmo la salida de su nieto del colegio y el abrazo entre ambos, me he percatado como los árboles de la ciudad ya han mudado sus hojas para descansar hasta la primavera...tan fácil como esto. ¿Qué me ofrece vivir las transiciones así? Descargarme mentalmente de situaciones ya vividas y acabadas, despejar mi mente para poder volverla a llenar, oxiginarme antes de llegar a casa o a una nueva reunión más descargada y limpia emocionalmente...Esta forma de vivirlo me está enseñando que quizás perder unos minutos es ganar en vivir.
Quizás no todo es un correr y un conectar una actividad tras otra..slowlife...
Muy buena semana a tod@s!

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