Es una maravilla respirar lo más claro.
Veo a través del aire la inocencia absoluta.
Y si la luz se posa como una paz sin peso,
el alma es quien gravita con creciente volumen.
Todo se rinde al ánimo de un sosiego imperioso.
A mis ojos tranquilos más blancura da el muro,
entre esas rejas verdes lo diario es lo bello,
sobre las mies la brisa como una forma ondula.
Hasta el silencio impone su limpidez concreta.
Todo me obliga a ser centro del equilibrio.
Jorge Guillén
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