te mando esta carta el día
de Sant Jordi, uno de los pocos días del año que celebro con ganas. Imaginarás
por qué. El libro y las flores tienen la culpa. Me gusta la idea de que se le
de valor al libro como regalo. Me da igual si la gente lee o no, me da igual lo
que lee, me da igual si se publica en exceso, me da igual si en el mundo de la
literatura hay lobbies editoriales con más o menos influencia, me da igual si
hay autores a los que se les encumbra por razones comerciales. Hablo del gesto,
del regalo. Hablo de la rosa, para mi tan juanramoniana, (que me perdone el
bueno de San Jordi) y el libro objeto anclado a momentos especiales, lecturas
que nos han dejado aprendizaje, que nos han estimulado para escribir,
bibliotecas del alma, lecturas que siguen bajo la epidermis y reviven en según
qué caricias. De eso hablo. Si hay que celebrar el amor (con la pareja, con la
familia, con las amistades) a mí me encanta que se haga con flores y libros.
Recuerdo el poema más breve
de Juan Ramón Jiménez, obsesionado durante una época con la rosa y su simbolismo
de perfección geométrica.
EL POEMA
¡No le toques ya más,
que así es la rosa!
Juan Ramón me abre dos
líneas de pensamiento. La primera sobre la búsqueda de la perfección y la
segunda con este breve poema que me toca aspectos del cambio personal.
Me gusta
cuando hablas del equilibrio. Buscar el equilibrio entre los aspectos que forman
el sistema de cada existencia. En coaching hay una técnica que se llama LA
RUEDA DE LA VIDA donde evalúas en porcentajes de satisfacción, los aspectos que
integran tu sistema. Esa revisión junto con el análisis de otra rueda, la de
los VALORES hace que tengamos una visión actualizada de en qué medida vivimos
nuestra vida en función de nuestros valores, de lo que es importante. Son
ejercicios muy interesantes para analizar cómo de equilibrado está tu sistema y
para detectar lo que se viene a llamar el PUNTO DE PALANCA, es decir, aquel
aspecto de tu vida que mejorándolo hace que mejore lo demás. El concepto se
basa en la frase de Arquímedes que decía aquello de “Dadme una palanca
suficientemente larga y un punto de apoyo y moveré el mundo”.
Me vienen los versos de Borges :
Me vienen los versos de Borges :
la rosa que resurge de la
tenue
ceniza por el arte de la
alquimia,
Un poco de alquimia vital
hay en esto. Cómo convertimos nuestros valores, nuestros deseos en objetivos.
Me preguntabas en tu carta
qué pensaba sobre si podemos vivir sin sueños. Creo que no. Y lo creo porque
como decía Joseph O'Connor un objetivo es “un sueño con piernas”.
Me gustó esa frase, la idea
de convertir nuestros deseos en objetivos, la idea de vivir en la búsqueda de
ese equilibrio sistémico (siendo conscientes y permitiéndose el hecho de
sobrellevar los desajustes, los malos momentos).
Pocas cosas habrá más
satisfactorias que conocer los propios deseos y tratar de vivir en esa
dirección. Esto exige la valentía del que se mira y la valentía de quien acepta
el reto del cambio. La mente es moldeable, dicen, podemos cambiar.
Leo unos versos de Lorca
sobre la rosa y la búsqueda:
La rosa
no buscaba ni ciencia ni
sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.
Y viene a mi otro poema
donde queda claro que en ocasiones tratamos de ser lo que no es nuestro y
malgastamos una energía preciosa que podríamos volcarla sobre acepar lo que
somos y conseguir lo que queremos:
¡Qué esfuerzo!
¡Qué esfuerzo del caballo
por ser perro!
¡Qué esfuerzo del perro por
ser golondrina!
¡Qué esfuerzo de la
golondrina por ser abeja!
¡Qué esfuerzo de la abeja
por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de
la rosa!,
¡qué rosa gris levanta de su
belfo!
Y la rosa,
¡qué rebaño de luces y
alaridos
ata en el vivo azúcar de su
tronco!
Y el azúcar,
Con este poema de García
Lorca me despido entre rosas y libros. Yo me pongo ñoño en días así, y defiendo
la ñoñería, lo bonito.
Espero que tengas una diada
de Sant Jordi preciosa.
Abrazos
Ventu
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