YA está aquí el año que muchos esperábamos, un año que nos llevará a hacer todo aquello que hemos marcado como objetivos, que hemos escrito como grandes propósitos.
El día 1 es un día para reposar, para pensar, para recordar . Un día para leer, para meditar, para observar...Es el día que nos recuerda que lo que eran sueños pueden empezar a hacerse realidad...pero ¿cómo?
Yo creo que empezando a elegir el camino que nos acerque a aquello que deseamos, la meta es importante pero el sendero que nos lleve hasta ella será fundamental para hacerlo bien. La frontera entre sentirse que vamos por buen camino o sentir que nos equivocamos será nuestra estabilidad, entendida de la forma más global posible.
Abrazar el presente como el único inicio, entendiendo al pasado como el mejor maestro y sabiendo revertir aquello que no nos favorece, que nos pesa o nos puede ahogar. Siendo inteligentes: manteniendo lo que va bien y arriesgando para ir subiendo de escalón, para ganar en seguridad y fortaleza. ¿Y el futuro? No existe, así que no debemos preocuparnos por él.
Acojamos la libertad que poseemos y que nos sirva como impulso para caminar. ¡Escribamos nuestro camino sin perder la motivación!
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