Hoy mientras corría reflexionaba sobre algunas de las conversaciones que he tenido esta semana con personas cercanas a mí. Muchas de ellas iban orientadas a repetir los compromisos y objetivos para el nuevo año. La fuerza y la ilusión de los primeros dias se empiezan a transformar en: "bueno yo lo haría pero", "sé que debo hacerlo pero..". Nos pasamos la vida esperando: deseamos que llegue el viernes, que pase el curso para que aparezca el verano (así, sólo haciendo un pequeño cálculo llegamos a la conclusión que nos pasamos una media de 9 meses esperando para disfrutar de 1 mes de vacaciones). ¿Ridículo? SÍ. Las cosas no siempre son fáciles, para nadie. Hay personas que cuando hablan conmigo me dicen: "¡Claro a ti no te cuesta, tienes suerte! ¿Suerte? Afirmo públicamente que SÍ que me cuesta, que hay pereza, dificultad, pero no pienso en ellas. Intento basar mis acciones poniendo las fuerzas en dónde quiero llegar y no qué me va a costar. Esto no quiere decir que no evalúe qué me van a suponer mis decisiones pero lo hago para facilitarme el camino no para entorpecerlo. Cuesta levantarse temprano, irse a dormir tarde elaborando un nuevo proyecto, estudiar cuando el cuerpo pide descansar y desconectar. Yo recomiendo: parar, analizar...será la mejor forma para dejar de esperar. Recuerda:
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