En estos días que caminamos hacia "una nueva normalidad" que nos repiten una y otra vez pensaba en el poder curativo de los deseos. ¿Quién no ha pedido algún deseo alguna vez? Me voy a permitir obviar que el primer deseo SIEMPRE es la salud... y en estos días las razones son más que evidentes.
El Coronavirus nos ha impuesto una forma diferente de celebrar las fechas señaladas ¿Quién no ha celebrado algún cumpleaños estos días de forma virtual? Reuniones familiares organizadas en multipantallas donde la añoranza y la alegría intentan sobrevivir sin pelearse. El homenajeado u homenajeada, en el momento de soplar las velas, intentando agradecer el encuentro y pidiendo el deseo que todos le pedíamos con insistencia. Deseos virtuales que esperan también hacerse reales, aunque no saben en que fase será posible. Parece que ahora los deseos se han hecho algo más pequeños, que han perdido volada, casi se limitan a cosas que antes podíamos hacer de una forma casi habitual y ahora se han convertido en extraordinarias...así nos lo impone esta nueva vida. Dicen los que más saben de este tema que los deseos no pueden compartirse porque sino no se cumplen, pero si no se comparten ¿cómo demostraremos que se han hecho realidad?
Cierro los ojos y pienso en un deseo: dar besos sin tener miedo a transmitir el virus. Dar besos a mis padres que hace más de 70 días que no veo porque una línea imaginaria llamada zona sanitaria no me lo permite. Dar besos a mis hermanas. Dar besos a mis sobrinos y cuñados. Dar besos a mis amigos. Un deseo pequeño, casi insignificante o ridículo...no sé, quizás todos andamos faltos de esas pequeñas muestras de amor que hacían que la vida fuese más fácil, más rica y nutritiva para el alma y el corazón.
Seguiré pidiendo deseos, seguro que pronto podrán ser más grandes, más inspiradores...ahora me quedo con este.
Buen fin de semana para tod@s!
El Coronavirus nos ha impuesto una forma diferente de celebrar las fechas señaladas ¿Quién no ha celebrado algún cumpleaños estos días de forma virtual? Reuniones familiares organizadas en multipantallas donde la añoranza y la alegría intentan sobrevivir sin pelearse. El homenajeado u homenajeada, en el momento de soplar las velas, intentando agradecer el encuentro y pidiendo el deseo que todos le pedíamos con insistencia. Deseos virtuales que esperan también hacerse reales, aunque no saben en que fase será posible. Parece que ahora los deseos se han hecho algo más pequeños, que han perdido volada, casi se limitan a cosas que antes podíamos hacer de una forma casi habitual y ahora se han convertido en extraordinarias...así nos lo impone esta nueva vida. Dicen los que más saben de este tema que los deseos no pueden compartirse porque sino no se cumplen, pero si no se comparten ¿cómo demostraremos que se han hecho realidad?
Cierro los ojos y pienso en un deseo: dar besos sin tener miedo a transmitir el virus. Dar besos a mis padres que hace más de 70 días que no veo porque una línea imaginaria llamada zona sanitaria no me lo permite. Dar besos a mis hermanas. Dar besos a mis sobrinos y cuñados. Dar besos a mis amigos. Un deseo pequeño, casi insignificante o ridículo...no sé, quizás todos andamos faltos de esas pequeñas muestras de amor que hacían que la vida fuese más fácil, más rica y nutritiva para el alma y el corazón.
Seguiré pidiendo deseos, seguro que pronto podrán ser más grandes, más inspiradores...ahora me quedo con este.
Buen fin de semana para tod@s!
No hay comentarios:
Publicar un comentario