jueves, 7 de mayo de 2020

Post del Viernes: Contrafóbica: lanzarse a hacer lo que te da miedo

El miedo es inherente al ser humano. Pero eso no quiere decir que el hombre haya nacido para sentirlo. Nuestros antepasados se atrevieron a cazar y mejoraron su vida con la invención del fuego. Durante la historia de la humanidad, las personas han sabido sobreponerse a pensamientos limitantes y esta valentía nos ha permitido evolucionar y no quedarnos estancados.

Si el miedo es inherente al ser humano, ¿por qué tendemos a esconderlo? La vivencia de esta pandemia ha traído a mi cabeza algún miedo. Les he puesto cara y nombre y clasificados en dos grupos: miedos relacionados con mi persona y miedos relacionados con los demás. El listado me ha revelado que los relacionados con terceros era mucho más extenso que el que se refiere a mi misma. Durante estos días me ha preocupado la salud de los que me rodean, el no poder ayudar a mis padres por la lejanía en la que nos encontramos, por cómo pueden vivir este periodo los peques de casa, por la situación laboral complicada por la que están pasando personas muy cercanas, por cómo esta crisis afectará económicamente a tantas personas... Cuando quieren entrar en mi cabeza he intentado que sean temores controlados, que no consigan hacerme perder la paz interior y me dejen descansar, aunque alguna vez me han quitado el sueño.

En mi vida he temido cosas y ahora me he dado cuenta de que muchas de ellas no las he compartido abiertamente o lo he hecho con pocas personas. ¿Por qué no nos enseñan a hablar de nuestros miedos y temores desde que somos pequeños? Cuando era una niña me apasionaba el mar, mi madre me recuerda que al llegar a la playa no salía del agua durante horas. Llegué a competir en natación y hasta gané alguna medalla nadando de espaldas. Hace unos años en un triatlón, durante la salida, sentí que muchas participantes pasaban por encima de mí y creí que me ahogaba, ya que no podía salir al exterior a respirar. Desde aquella experiencia, cada vez que competía tenía palpitaciones y en una competición en Madrid sufrí un ataque de pánico en el tramo de natación. Allí sentí que si salía del agua en aquellos momentos nunca más volvería a nadar o competir. Pedí a una embarcación que nos seguía que estuviese a mi lado durante todo el trayecto y conseguí superar el tramo de natación saliendo la última del agua. Poder acabar y no abandonar me hizo entender que el miedo solo estaba en mi cabeza. Volví a empezar a entrenar de nuevo en la piscina, recuerdo que mi corazón se  aceleraba cada vez que me acercaba al agua pero nunca abandoné un entreno aunque todo mi cuerpo temblase. Poco a poco he ido superando este miedo y ahora, gracias a mi entrenadora Judith Corachan, empiezo a disfrutar de nuevo nadando y queriendo más que nunca competir en larga distancia en triatlón. Su seguridad y pasión por el agua, su confianza me hace más fuerte a mi. Sé que me pondré nerviosa cada vez que me ponga el neopreno pero intentaré no dejarlo de hacer por miedo. Este ejemplo puede parecer una tontería para muchos pero para mí no lo es. Eso es el miedo: te acobarda, somatizas, te bloquea...pero nunca debería poderte vencer.

Me hace feliz pensar que he sido una persona "contra fóbica" en algunos momentos de mi vida por lanzarme a hacer muchas cosas que me daban miedo y hasta pánico ...y con el paso del tiempo, algunas de ellas, se han convertido en grandes decisiones o pasiones de mi vida. Creo que haber crecido y estado rodeada de gente que considero muy valiente me ha ayudado mucho porque he sentido confianza y me he podido reflejar en ellas. Volví a África un año después de sufrir un paludismo que casi me hace perder la vida o al Perú después de estar inmersa en un tiroteo por el golpe de estado que se estaba produciendo...sabía que si no volvía a estos países cogería miedo a viajar y a hacer voluntariado, podría poner otros ejemplos como podríamos hacerlo todos ¿quién no se ha encarado a sus miedos?...Con esto no quiero decir que soy más valiente que los demás o la persona más inconsciente del mundo. Nada de eso, describiendo estos hechos quiero expresar que muchas veces hay que volver intentar hacer aquello que en algún momento te limitó para demostrarte que la situación ha cambiado y que puedes con ella...si realmente lo sientes así.

Todas las personas pasan miedo alguna vez en su vida y en la crisis sanitaria en la que vivimos es una realidad constante en muchas personas ¿Y cómo se superan los miedos? Yo creo que la única manera de hacerlo es mirándolos a la cara, asumiéndolos, dejando que te acompañen o tomando nuevos caminos. ¿Fácil? NO pero ¿qué otra solución nos queda? Creo que actuar así nos ayudará a conseguir nuestra mejor versión y vivir con mucha más paz. En una conversación de hace pocos días con uno de mis mejores amigos conversábamos sobre la necesidad de valorar lo que somos capaces de hacer, de tener confianza, de asumir que las cosas no siempre son fáciles y que  mirarlas a la cara permite salir de ellas. No sé en que consistirá esa "nueva vida" que los políticos y medios de comunicación nos anuncian repetidamente pero espero que esté exenta de miedos o temores que quieran anularnos o pretendan que perdamos la libertad que durante años nos hemos ganado.

En los días que sentía más temor cuando pretendía nadar, antes de cambiarme, escuchaba canciones de Lluís Llach, un cantante que me ha acompañado y me acompaña en mi vida. Esta semana ha publicado una nueva versión de una preciosa canción titulada "Un núvol blanc" (Una nube blanca) en la cual participan también Santi Blames, Gemma Humet y Judith Neddermann en recuerdo de todas las víctimas del COVID-19  y queriendo convertirse en un apoyo más de la campaña  #joEmcorono #¶omecorono https://www.yomecorono.com a la que me sumé desde el primer momento. Con ella quiero acabar este post...por los que no están o están pasando miedo...una nube de esperanza para todos.

Feliz fin de semana para tod@s!



No hay comentarios:

Publicar un comentario