No llevo el GPS del reloj activado y ahora pienso porqué me lo he acabado poniendo . Ayer me olvidé de cargarlo. Esta mañana, mientras me vestía, ni me he dado cuenta. Los gestos inconscientes de primera hora de la mañana se apoderan de mi cansada mente y me convierten en una autómata. Hoy viernes no importa.
Salgo a la calle, me pongo la radio pero pocos metros después me la quito, hoy me molesta. Me impresiona la luz que hay siendo tan temprano y me anima a correr, estar corriendo tantos meses sin luz solar y en total oscuridad pasa factura y te lleva a valorar más estos pequeños detalles.
Quiero llegar hasta donde me he propuesto, el objetivo está claro y mi propósito también. Siento mi cuerpo rígido. No me gusta sentirme así y por eso intento relajarme. Hablo con mi mente: hago esto porque me gusta, sólo por eso.
Nos fijamos una y otra vez objetivos pero en días como hoy pesan. Lo hacemos para crecer, para evolucionar y vivir nuevas experiencias. La transformación que vivimos al hacerlo no sólo es una faceta de los resultados que se obtienen sino también de la percepción que se tiene de ellos. Si los objetivos nos agobian y superan está claro que no están bien formulados.
Hoy me quedo con haber salido y conseguir disfrutar. Si en 10 minutos no empiezo a hacerlo, vuelvo para casa.
El cuerpo empieza a despertarse y me obligo a cambiar de ruta y de ritmo programados. Empiezo a sentir que las piernas están algo más ligeras. Me siento mejor y mi mente empieza a sonreír. Comienzo a subir una cuesta lentamente, sin prisas, sin rumbo, sin GPS; cuando llegue arriba decidiré por donde seguir. Hoy toca no controlar, no presionarme y esto me hace sentir más cómoda y distendida
Siento que así podría definir qué es correr: sentirse libre, sentirse bien. Porque esto es también la vida: sentirse libre, sentirse bien...
Salgo a la calle, me pongo la radio pero pocos metros después me la quito, hoy me molesta. Me impresiona la luz que hay siendo tan temprano y me anima a correr, estar corriendo tantos meses sin luz solar y en total oscuridad pasa factura y te lleva a valorar más estos pequeños detalles.
Quiero llegar hasta donde me he propuesto, el objetivo está claro y mi propósito también. Siento mi cuerpo rígido. No me gusta sentirme así y por eso intento relajarme. Hablo con mi mente: hago esto porque me gusta, sólo por eso.
Nos fijamos una y otra vez objetivos pero en días como hoy pesan. Lo hacemos para crecer, para evolucionar y vivir nuevas experiencias. La transformación que vivimos al hacerlo no sólo es una faceta de los resultados que se obtienen sino también de la percepción que se tiene de ellos. Si los objetivos nos agobian y superan está claro que no están bien formulados.
Hoy me quedo con haber salido y conseguir disfrutar. Si en 10 minutos no empiezo a hacerlo, vuelvo para casa.
El cuerpo empieza a despertarse y me obligo a cambiar de ruta y de ritmo programados. Empiezo a sentir que las piernas están algo más ligeras. Me siento mejor y mi mente empieza a sonreír. Comienzo a subir una cuesta lentamente, sin prisas, sin rumbo, sin GPS; cuando llegue arriba decidiré por donde seguir. Hoy toca no controlar, no presionarme y esto me hace sentir más cómoda y distendida
Siento que así podría definir qué es correr: sentirse libre, sentirse bien. Porque esto es también la vida: sentirse libre, sentirse bien...
Feliz fin de semana RELAJADO a tod@s!
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