Hola!
Pues ya
estamos en los 40. Los cambios de década me gustan. Me alegra saber que
estuviste rodeada de la gente que quieres y que disfrutaste como a ti te gusta
disfrutar!!! A ver qué pasa hasta los 50. Una década por delante para
disfrutarla.
Volviendo a tu carta anterior y especialmente a lo que me
contabas sobre la preparación del reto solidario, me venía a la cabeza el tema
de la “motivación”. Imagino la dureza de los entrenamientos e imagino esas
subidas y bajadas a las que te refieres. A pesar de eso tienes la capacidad de
disfrutar de lo que haces. Es encomiable. La fuerza que te mueve a correr es
muy poderosa. Hay una motivación interna y externa muy grande.
Ayer cuando
corría conectaba con esta idea mientras subía y bajaba los desniveles que se
forman en la pista forestal por la que estaba corriendo. Una vivencia
metafórica de lo que me contabas. La metáfora, dicen, entra por vía directa al
inconsciente. Habrá que metaforear más.
Y a tu fuerza
interna, tus motivos personales por las que corres para ti, por los que se
corre para uno mismo, le sumas la motivación del reto personal, que a su vez
tiene un fin, una causa solidaria, que no es una causa abstracta, sino que es
una causa a la que se le puede poner nombre y apellidos. Quien más y quien
menos tiene experiencia cercana con la enfermedad y le pone rostro.
Hay algo
en esto que saca lo mejor de cada cual. Recuerdo ahora mis días en el hospital
acompañando a S. En los momentos más duros siempre encontrabas una sonrisa.
Había un pacto tácito, un acuerdo soterrado: nada de tristeza a la vista de las
otras familias. Quien sentía la necesidad de llorar, de enfadarse, de lo que
fuera que le pidiera el cuerpo, tenía su espacio privado donde poder hacerlo y
disponía del soporte y afecto de los profesionales de AFANOC.
Si bien en la
expresión de las emociones debería haber una libertad natural y espontánea
entendía bien que las personas que por allí pasaban estaban/estábamos en un
camino para revertir la enfermedad (no sé muy bien cómo llamarlo, pero no me
gusta mucho lo de “lucha” porque considero que la enfermedad forma parte de
nosotros y sería algo extraño luchar contra uno mismo). Es un tema interesante
el de cómo integramos la enfermedad y las emociones. Quizás para otro día.
Y
pensaba también mientras atravesaba el pinar y me adentraba en el bosque – a lo
lejos la silueta del jabalí observándome y manteniéndose en su zona segura - en
eso de la motivación suele haber dos planteamientos fundamentales. Le llaman
“palo” o “zanahoria”. Es decir, aquella motivación para cambiar algo que no
queremos en nuestra vida, para dejar atrás una situación, un malestar, o sea
para evitar “un palo”, y la otra motivación, la “zanahoria”, cuando perseguimos
alcanzar una meta.
Esa zanahoria que persigue la liebre en las carreras de galgos, por ejemplo. Ambas son válidas, ambas nos ponen en movimiento y tienen una intención positiva. Recuerdo para acabar la frase del cantautor argentino Facundo Cabral: ¡pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!.
Esa zanahoria que persigue la liebre en las carreras de galgos, por ejemplo. Ambas son válidas, ambas nos ponen en movimiento y tienen una intención positiva. Recuerdo para acabar la frase del cantautor argentino Facundo Cabral: ¡pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!.
Pues eso! You
can!
Abrazos calurosos!!!
Ventu
Abrazos calurosos!!!
Ventu
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