jueves, 25 de septiembre de 2014

BAJO MIS PIES: Carta 19. Km 18: Vacío, mujeres y cintas de vídeo.

Querida Iolanda,
Te sigo el rastro, además de en estas cartas, en las redes sociales. Voy viendo, sonriente, las iniciativas que, en torno a la mujer, vas sacando adelante. Encontré el otro día, vino a mi, una fotografía de Kathrine Switzer, la primera mujer que saltándose las reglas corrió la maratón de Boston. Esa anécdota sé que la sabes muy bien, pero me apetecía traerla aquí porque me hace reflexionar sobre la relación de género en la sociedad y porque me dice que hay que saltarse algunas normas sociales y sobre todo – estas son las más importantes – personales, para conseguir lo que se desea.

                                                            Kathrine Switzer
Me vienen a la cabeza las primeras mujeres - Claudette Colvin y Rosa Parks – que iniciaran, con un gesto tan simple como valiente, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos en los años 50, al negarse a ceder el sitio en el autobús a un blanco tal y como marcaba la ley por entonces. Imagino el momento, lo visualizo. No debió ser fácil.
Rosa Parks

Leía el otro día que los cambios aparecen cuando empezamos a vivir en nuestro cuerpo lo que todavía no ha llegado como si ya estuviera en nosotros. Practico esta filosofía. Proyecto lo que deseo, en un ejercicio visual ( saco mis fotografías, grabo mis vídeos futuros) imaginando cada vez con más detalle lo que quiero. Una vez ahí, en lo que anhelo, sólo es cuestión de mirar atrás y ver por dónde tengo que andar sabiendo que ya he llegado. Ejercicios de este tipo imagino que tienen su aplicación en el coaching deportivo también. Tiene mucho que ver con una maratón y con ese poder mental para llegar a meta del que hemos hablado, ¿verdad?
Esas mujeres empezaron a ser libres antes de poderlo ser, Kathrine Switzer imaginó su llegada a meta mientras sentía una punzada en el estómago al atarse las zapatillas minutos antes de salir y enfrentarse a la carrera más importante. Esas son precisamente las resistencias, externas e internas, que debemos transgredir. No encuentro nada más excitante y placentero últimamente que dejar de hacerme caso y nada más frustrante, todo sea dicho de paso, que ser consciente de que la manera de pensar del pasado ejerce su influencia en mi presente. El subconsciente, como comentabas en tu última carta. Esa poderosísima parte hundida del iceberg en el que flotamos.
Estar despierto, en movimiento, tiene este tipo de contradicciones. Si uno mira con intención seguro que ve. También hay mucha valentía en ejercitar esa mirada. En esta línea planteo mi proyecto de fotografía y desarrollo. Ver, verse y vernos, como inicio del cambio.
Me siento afortunado al haber conocido en esto de juntar letras y escribir poemas a mujeres muy talentosas. Dos libros me acompañan últimamente: La hora sumergida, de Sara Castelar Lorca y La mujer cíclica, de Laia López Manrique. Ambas son amigas, la primera en Sevilla y la última en Barcelona. Voy a dejarte unos cuantos buenísimos versos. Los primeros de Sara:

“Desde mi corazón los continentes crecen
y se acercan sobre la edad del mar,
la tierra es como un llanto que a nadie pertenece
y suavemente cae para agrandar los ojos
o para amar la soledad del trigo”.
Laia escribe cosas como estas:

“Qué extraño”, dice la voz, “Estás en el mundo como una cornisa. Alguien se arrojará a través de ti, alguien y tú, rabiosamente matérica, no podrás contenerlo”. Yo asiento mientras mis vértebras se hincan contra las vértebras del suelo”.

Qué importancia tiene, recojo la pregunta en tu última carta, expresarnos, decir lo que sentimos. Sí, otro mundo muy distinto sería, un mundo emocional. Algo está cambiando, cada vez veo a mi alrededor más apertura de mente a nuevas visiones de lo íntimo y nuevas cosmogonías. Una crisis de lo material nos ha llevado al vacío. En el vacío se genera nueva conciencia. Veamos qué sucede. Constribuyamos al cambio.
Por lo pronto sigamos corriendo, que el cambio nos coja en movimiento, como la inspiración a Picasso le llegaba pintando.
Un abrazo
Ventu

No hay comentarios:

Publicar un comentario