jueves, 6 de abril de 2017

Post del Viernes: Los SUEÑOS cuando se cumplen dejan de serlo (7 meses viviendo en Nueva Zelanda)

Estudio, investigo y escribo. Estas son tres de las actividades más importantes que ocupan mis días y que me permiten sentirme feliz. Para mi vivir en Nueva Zelanda es poder desarrollar un gran sueño que habitaba en mi cabeza hacía mucho tiempo. Nunca había soñado vivir en las antípodas pero sí poder hacer un break en mi carrera profesional como docente y psicopedagoga para poder seguir aprendiendo, investigar, escribir futuros proyectos y desarrollar mi doctorado en psicología y educación en otro país. Y pudo ser y doy gracias por ello. Es verdad que el poder estar aquí no es cuestión de suerte sino de mucho trabajo y renuncias personales, así que ampliamente feliz con la opción elegida. Pero el conseguir mi sueño también me ha hecho comprender que los sueños, cuando se cumplen, dejan de serlo. Quizás puede parecer una frase algo brusca pero es una realidad absoluta. Cuando se consigue un sueño este deja de serlo, no muere pero si que se transforma porque modificamos nuestros pensamientos y sentimientos hacia él. Haciéndolo damos paso a otros que exigen su espacio y su valoración. Siempre deben haberlos, da igual el tamaño o la forma, el pretexto o el objetivo.

Durante estos meses intensos por muchos motivos he intentado valorar todo lo que tengo a mi alrededor. En ocasiones salgo al jardín y toco la tierra, acaricio la hierba por la mañana para sentir que está fría pero viva desprendiendo un olor intenso que nunca antes había valorado. Observo los altos árboles que me rodean, toco sus raíces y  troncos, siento su rugosa textura, y me doy cuenta que  estoy viva. Hoy quiero valorar los 7 meses vividos en un país en medio de la nada, tocando al polo sur, que a veces se mueve y se queja pero que posee increíbles paisajes y una población con una mentalidad muy práctica ante la vida. Revisar me ayuda a ser mucho más consciente de lo vivido y aprendido y de aquello que quizás ha pasado dentro de mi y que jamás había imaginado que sucediera. Podría destacar que:

- Siento que he ganado en confianza y seguridad personal, siendo capaz de valorar mucho más lo que soy capaz de hacer y sabiendo también el margen de mejora que me queda por realizar.
- Vivo más "lentamente" curiosamente haciendo el mismo número o más actividades que hacía en Barcelona. Todo recae en la actitud que eliges cuando haces las cosas.
- Ha crecido en mi un gran interés por la cultura Asiática, especialmente por Corea del Sur (que aún no conozco) y Japón (que me robó el corazón hace unos años). Quizás muchos factores me estén diciendo que debo conocerlas más.
- Valoro con intensidad mi incursión en la meditación : 21 minutos diarios que se han convertido en un espacio  muy importante en mi día a día porque me ayuda a parar totalmente, a mirar con los ojos cerrados y a sentir diferente, desde adentro, sin ninguna pretensión más que querer sentir. Quizás este vídeo puede ayudar a explicar mejor cómo la practico por si alguien se anima a hacerlo:


- Me alegra poderme expresar en otra lengua que no sea el catalán y el castellano, con tranquilidad y mucha más espontaneidad, pudiendo exponer importantes ideas y sentimientos. He constatado que saber idiomas te abre muchas puertas que antes no sabías ni que existían.
- Sigue creciendo en mi una conexión con la alimentación basada en todo aquello que ofrece las tierra: hortalizas, fruta, vegetales, semillas...y el estilo de vida que va asociado a él: valorar de otra forma el planeta, lo que nos rodea y nos alimenta.
- Me siento más unida y siento mayor respeto por la naturaleza y los ciclos que se dan en ella.
- Sigo intentando no avanzarme, dar espacio a la intuición, una práctica que da buenos resultados aunque cuesta no controlar.
- Valoro una y otra vez poder correr por parajes increíbles que me quitan el aliento y el habla.

Pero NO todo ha sido o es fácil. Por ello...

- Cabe destacar que todo gran cambio requiere un proceso de adaptación y yo he necesitado el mío para adaptarme a un país diferente: donde se hace y se piensa muy distinto, que le importa poco lo que pasa en Europa y que valora lo que tiene con simplicidad y naturalidad.
- Me cuesta soportar en ocasiones la dureza del clima y el frío intenso cuando se me hielan las manos y la cara y en esos momentos es cuando desearía estar muy lejos de aquí. Cada vez valoro más nuestro clima Mediterráneo.
- Hay momentos que me gustaría estar cerca de las personas a las que echo de menos, porque una pantalla o un mensaje nunca podrá transmitir lo mismo que el contacto físico o una mirada. Pero me doy cuenta que es un echar de menos que tiene una parte muy positiva porque me ayuda a valorar y a aprender a transformar el dolor en intensidad y cariño.
 - Intento superar el cansancio y a veces un cierto desánimo cuando las cosas no salen como yo deseo evitando preocupar a nadie. El cansancio acumulado por el ritmo de trabajo después de 7 meses sin vacaciones empieza a pasar factura...
- Me cuesta despedirse de los nuevos amigos hechos que regresan a sus casas y con los que he compartido muchas horas y ahora son parte de mi, sabiendo que a muchos de ellos será difícil volverlos a ver.

Evaluar nos permite saber en qué medida estamos viviendo y se están cumpliendo las metas que nos habíamos propuesto. También, y mucho más importante, cómo estamos y nos sentimos. Después de hacerlo toca seguir viviendo y aprendiendo...maravillosos objetivos.

Deseo a todos los que pasan por el blog que el paso de los meses y su evaluación suponga una gran motivación para seguir hacia delante, viviendo y disfrutando. Buen fin de semana para tod@s desde las Antípodas!

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