jueves, 12 de octubre de 2017

Post del Viernes: Cuando se alargan las sobremesas...

Releyendo un cuento de Joan Barril me doy cuenta que cuando te gusta  alargar las sobremesas es que has llegado a la edad adulta. Y es así, el tiempo pasa y lo hace rápido.

Cuando era sola una niña esperaba a que me autorizasen a levantarme de la mesa (hoy algo difícil de entender...eran otros tiempo). Los niños y niñas escuchábamos las conversaciones que mantenían los adultos, algunas veces entendiendo de lo que hablaban y otras veces creyendo que habían cambiado de idioma. No teníamos nada en las manos (ni móviles ni tablets ni mirábamos ninguna pantalla)  mientras padres, tíos, abuelos y amigos hablaban entre sí, mirándose a las caras, riendo o discutiendo, pero dedicando la máxima atención al momento. En aquellas conversaciones oí hablar de literatura, de política, de pintura y deporte, de viajes, de economía...la base cultural que me ayudó a descubrir que el mundo es diverso, complicado y maravilloso a la vez. Después del tiempo de espera que establecían los anfitriones recibías la consigna: Ya os podéis levantar...y dando las gracias empezaba un espacio de juego, de lectura o de televisión.

Ahora soy yo la que espero estas sobremesas con cierta impaciencia...porque se hace difícil tener tiempo para disfrutarlas. Ahora soy yo la que en ocasiones autorizo a los más pequeños a abandonar la mesa. Ahora soy yo la que intervengo en conversaciones que hablan de lo que pasa en el mundo, de los libros que estoy devorando o deseo leer, o del último viaje que me ha marcado y transformado. Ahora soy yo la que escucha con interés una exposición de ideas que me interpela y me invita al discernimiento. Ahora soy yo quien piensa que quizás hablamos en otro idioma.

En las sobremesas vuelvo a ser yo: me relajo, pregunto a los demás como están y expreso cómo estoy yo, qué opinan sobre algún tema. En ellas nacen nuevos proyectos y mueren otros. En ellas las palabras viajan por el aire a veces con suavidad y otras con dureza, las miradas acarician y las risas te hacen dar cuenta de lo sencilla que podría ser siempre la vida. En ellas descubro que aquel que pensaba como yo ahora ya no lo hace interpelándome qué ha podido suceder, valoro las preguntas que me hacen reflexionar, escucho y aprendo con devoción, viajo cerrando los ojos con los viajes que han hecho otros. Me doy cuenta que para poderlas disfrutar sólo se necesita una cosa:  TIEMPO . Tiempo del bueno, tiempo sin prisas, tiempo sin interpretaciones, tiempos con respeto, tiempo de calidad, tiempo de confidencias...

Me gusta empezar con "qué bien volver a estar juntos" y "cómo te va la vida" y finalizar con "esto hay que repetirlo más amenudo"...hasta que alguien vuelve a decir: "Sí, pero falta tiempo".
¡Busquémoslo! Porque esto es lo que yo creo que es realmente vivir ...

¡Buen fin de semana de largas sobremesas para tod@s!



2 comentarios: