jueves, 4 de febrero de 2021

Post del Viernes: Quizás, no siempre podemos opinar de todo


Algunos dicen, todos opinamos. 

La opinión siempre es gratuita y no nos compromete a casi nada. Solo hace falta ver cómo las personas hablamos de lo que pasa a nuestro alrededor y de los demás. Somos capaces de opinar de los temas más diversos a veces sin tener ni idea. Opinamos del vecino, de los compañeros de trabajo, de los políticos, de los profesores y hasta del taxista con el que hemos compartido escasos 5 minutos. Opinamos sobre cómo se gestionan las cosas en casas ajenas, cómo educan los demás a sus hijos... como expertos de todo y "escuchantes" de nada.

Opinamos sin valorar realmente cómo pueden influir y qué pueden causar nuestras opiniones. La opinión es gratuita pero también, en ocasiones, dolorosa y poco constructiva. Nos atrevemos a opinar sobre la vida privada de los que nos rodean, sobre el trabajo que realizan o sobre a quien quieren. En nuestra sociedad, la libertad de expresión es un derecho básico y por supuesto lo debe seguir siendo. Todo el mundo tiene "derecho a opinar" pero deberían establecerse una "reglas mínimas e inviolables" para así poder abandonar cualquier discurso público dañino.

En nuestras opiniones influyen nuestras preferencias, nuestro pasado y cómo hemos sido educados. ¿Y qué hacer cuando escuchamos una opinión sobre nosotros que no nos gusta? Siempre que me lo preguntan en consulta hago la misma reflexión: ¿Por qué no pensar si la opinión tiene algo que ver con nosotros? Esto se convierte en un ejercicio de introspección muy interesante. Quizás, mirando un poco hacia dentro nos daremos cuenta de algo por ahí escondido al que  nos cuesta mirar a la cara. En el caso de que no haya nada que nos vincule a esa opinión ¿por qué preocuparse? Sería absurdo y muy cansado tratar de impedir que los demás no hablasen de nosotros o de lo que hacemos... todo es tan relativo, también las opiniones.

Creo que el punto clave del tema es que la libertad no está reñida con el respeto y la tolerancia. La confrontación de opiniones tiene mucho más valor que las opiniones hechas al aire. Defiendo la confrontación, la argumentación y el atender a argumentos… Lo demás importa bien poco.

Opinemos, pero cuando lo hagamos, pensemos que, como decía San Agustín, los seres humanos son curiosos para averiguar vidas ajenas y perezosos para corregir la propia.

¡Buen fin de semana para tod@s!

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