En Nueva Zelanda vives 12 horas por adelantado en comparación al horario Español. A 36 horas de vuelo de casa y a tan solo unos pasos de la Antártida. Viviendo aquí, este cambio de horario me permite tener la sensación que los días se componen de mis 24 horas y algunas más que robo al horario Español para comunicarme con los de casa y hacer video-conferencias por mi trabajo y estudios. La verdad es que es una sensación de ir y venir en el tiempo. Los peques de casa me dicen "que vivo en el futuro" y quizás tienen algo de razón.
Unas de las grandes ventajas de vivir tan lejos es tener la posibilidad de poder ver todo con más perspectiva, observar la vida que tenía hace unos meses, analizar aquello que realizaba diariamente como si pudiese observarlo desde la cima de una montaña. Es un "ejercicio visual" lleno de consciencia y reflexión.
Desde aquí observo que muchas cosas siguen igual. Empieza el año, la gente se propone propósitos que se olvidan en poco tiempo, se celebran las mismas fiestas, de igual manera, pero en ocasiones vividas sin ganas y pesadez. Se vive la semana pensando en el viernes, todo parece tener poco sentido. Se realizan muchas cosas pero se hacen con prisa, como si el agobio por hacer y hacer no permitiera pensar en el verdadero porqué. La vida se vive de forma rotativa y es difícil salir de la rueda que impone la sociedad. Pero ¿nuestra vida la rige la sociedad o se compone de elecciones personales? Últimamente pienso mucho sobre ello y me impacta leer que en el año 2020 la primera causa de enfermedad será el estrés y otras dolencias relacionadas con él: depresión, fobias, insomnio, etc.
Desde aquí observo que muchas cosas siguen igual. Empieza el año, la gente se propone propósitos que se olvidan en poco tiempo, se celebran las mismas fiestas, de igual manera, pero en ocasiones vividas sin ganas y pesadez. Se vive la semana pensando en el viernes, todo parece tener poco sentido. Se realizan muchas cosas pero se hacen con prisa, como si el agobio por hacer y hacer no permitiera pensar en el verdadero porqué. La vida se vive de forma rotativa y es difícil salir de la rueda que impone la sociedad. Pero ¿nuestra vida la rige la sociedad o se compone de elecciones personales? Últimamente pienso mucho sobre ello y me impacta leer que en el año 2020 la primera causa de enfermedad será el estrés y otras dolencias relacionadas con él: depresión, fobias, insomnio, etc.
Aquí en Nueva Zelanda mi actividad diaria casi supera las horas dedicadas al trabajo y al estudio en comparación con el trabajo que realizaba allí pero todo se vive (o lo vivo) diferente, las cosas no pesan, ni agobian ni saturan con la intensidad que sucede allí. El día empieza muy temprano (personalmente a las 4.30 a.m). Aquí la gente madruga para poder desayunar con la familia. Nadie corre por la calle, ni se empuja, ni suspira cuando alguien pasa por su lado. Observo y la gente que se encuentra con un conocido se para y le saluda, se dedican mutuamente unos minutos. Diariamente me sigue extrañando que mi vecino, cuando me ve caminar, baje la ventanilla de su coche y con una gran sonrisa me grite un largo: Goooood Morning!!!, mientras agita su mano al pasar por mi lado. La gente que tengo a mi alrededor sonríe más y esto provoca que yo también lo haga. El final de la jornada de mucha gente va acompañado por la compra de alguna cosa en el supermercado, pasar por la biblioteca o comprar unas flores y volver a casa sin correr para preparar la cena y compartirla de nuevo con la gente más cercana. Nada más, así de sencillo. Al estar inmersa en esta realidad me pregunto ¿Por qué corremos allí tanto? ¿Qué gestionamos mal?
Es verdad que desde aquí se hace mucho más fácil opinar pero creo que tengo argumentos y vivencias para poderlo hacer. Desde la otra punta del mundo, y pecando por hacer una generalización que quizás a alguno le puede ofender, miro hacia España y veo una sociedad agresiva, mucho más consumista, con nulas oportunidades para poder dedicar tiempo a los demás, con creencias o formas de pensar algo cuadriculadas y pocas reflexivas, con la necesidad de fijar metas relacionas únicamente con el trabajo o el dinero y pocas veces con la realización y el aprendizaje personal, con poco respeto hacia las emociones personales y grupales, con rutinas de descanso y recuperación muy mal gestionadas, con escaso sentido del humor...Suena duro pero es lo que pienso. Lo observo y me entristezco porque yo formo parte de ese mundo y sociedad.
Observo y reflexiono...y después de 5 meses viviendo aquí:
- Creo que podemos aprender a hacer las cosas de otra manera.
- Doy gracias por poder vivir esta experiencia en una pequeña ciudad rodeada de montañas, un paraíso natural que te hace estremecer casi cada día.
- He aprendido que la vida no es lo que haces sino lo que eres.
- He comprendido que decir lo que piensas y sientes te libera de cargas inútiles.
- He comprobado que rodearse de personas muy diferentes a ti y también más capacitadas te inspira y te abre la mente.
- He sentido que echar a faltar y sentir melancolía te engrandece el corazón.
- Siento que no quiero ver pasar la vida por un lado, quiero ser yo la que establezca el ritmo y el tempo.
- Sé que muchas cosas que tenemos nos las ganamos con esfuerzo y pasión, estar aquí es un premio a mucho esfuerzo previo, no un regalo.
- Empiezo a comprender que todo lo que hago hoy es el inicio de lo que vendrá mañana.
- Estoy aprendiendo que no por mucho correr, por mucho preocuparse de lo que vendrá, por mucho hacer se avanza o se vive mejor.
Me pregunto y me reto a mi misma a que cuando algún día toque volver pueda ser capaz de exportar todos estos aprendizajes a mi vida allí...mientras tanto seguiremos aprendiendo...
Buen fin de semana de BUENA GESTIÓN para tod@s!
No hay comentarios:
Publicar un comentario