Me gusta la gente que tiene sueños. Aquí en Nueva Zelanda tengo la suerte de rodearme de muchos de ellos. Estos sueños me tocan, me emocionan, me cuestionan, me estimulan y hasta siento cierta envidia de ellos. Me encanta que me los cuenten, entender su origen, acariciar los sentimientos que hay detrás.
Cada día un café o un break entre clase y clase me permiten escuchar historias repletas de grandes sueños. Les digo "grandes" porque son personales, únicos e intransferibles.
Hoy os cuento el de una compañera de clase. Su nombre es lo único que no importa en esta historia. Hace unos meses llegó como cada día a su puesto de trabajo y su empresa había quebrado, se había quedado sin trabajo. Volvió a casa sin saber qué hacer a partir de ese momento. Su país, Brasil, está pasando por uno de los peores momentos de su historia: no hay trabajo, la delincuencia arrasa las calles y la inseguridad hace que la gente viva con miedo.

Al llegar a casa después de un larguísimo día lecciones y trabajo saca las partituras, las relee, las estudia, canta, escucha a grandes tenores y lee biografías de grandes cantantes que consiguieron llegar a lo más alto del panorama artístico gracias a su trabajo y creyendo que podrían hacerlo. Todos ellos lo consiguieron porque tenían un sueño, un gran sueño, como lo tiene ella, como los tengo yo, como espero que lo tengan todos los que lean este post.
Al acabar su relato me dijo: el primer paso es creer que se puede conseguir...yo sólo asentí, estando totalmente de acuerdo con ella...Que nunca se nos acaben los sueños porque sino estaremos muertos.
Buen fin de semana repleto de sueños para tod@s!
Buen fin de semana repleto de sueños para tod@s!
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