jueves, 25 de junio de 2020

Post del Viernes: Aprender a sobre (vivir)

Parece que las cosas van avanzando. Ha acabado el estado de alarma y con él muchas de las limitaciones de nuestras libertades. Ha finalizado un inusual y espero que irrepetible curso escolar para niños y padres. Ha acabado el no poder viajar libremente. Ha acabado la prohibición de visitar a tus seres queridos sin que sientas que haces algo incorrecto.
No sé si ya ha llegado el momento de evaluar esta primavera, sin duda una de las más extrañas y duras para nuestra humanidad. Sin hacerlo personalmente, me doy cuenta de que un grupo numeroso de personas se suman a la idea de que el ser humano ha aprendido muchísimo durante este periodo, otros piensan que no seremos capaces de modificar nada y prefieren pasar página lo más rápido posible. 

Hoy, más que evaluar un periodo tan difícil para casi todos, quiero compartir algunas percepciones u observaciones que he podido realizar durante estos meses. No sé si coincidirán con las de la mayoría, pero en este periodo de tiempo, más que nunca, cada uno ha "sobre (vivido)" lo mejor que ha podido según sus recursos personales y materiales se lo han permitido. Algunos de estas manifestaciones podrían describirse:

- El movimiento y el aprendizaje se convierten en imprescindibles para la evolución de nuestra especie.

- El miedo o la incertidumbre han impactado sobre nuestros sueños, en un momento que nos sentíamos poderosos e invencibles.

- Muchos han asumido su vulnerabilidad, otros han luchado para no aceptarla.

- Después de este periodo, algunos saldrán reforzados, otros más tocados o hundidos.

- Después de este periodo, algunas personas han decidido mirar hacia delante, otros siguen encerrados por los miedos que se han generado en su cabeza.

- Nuestros mayores han vuelto a demostrar la fortaleza mental que generaciones posteriores no seremos capaz de demostrar nunca.

- El ser humano ha demostrado empatía y generosidad, virtudes que nos han salvado a todos.

- Hemos descubierto que nada es blanco o negro y que a veces los grises son muy caros de poder mantener.

- El confort es la herramienta más destructiva que un ser humano puede elegir.

- Sentirse triste no es sentirse mal, es asumir que no siempre tenemos que estar animados. Cuando lo asumes, te liberas.

- Las personas distorsionan la realidad según sus creencias y valores.

- Saber focalizar nos hace sentir más centrados y seguros.

Poco más que decir.
Ojalá que esto no hubiese pasado,
ojalá no se vuelva a repetir,
ojalá esto nos haga más empáticos,
ojalá esto nos haga más libres,
ojalá...

Buen fin de semana para tod@s!


jueves, 18 de junio de 2020

Post del Viernes: ¿Cuántas decisiones tomamos en una vida? Cuando toca decidir...

¿Cuántas decisiones tomamos en una vida? 
¿Miles? 
¿Millones? 
Creo que es una cifra difícil de concretar.

Pienso que el momento más duro delante de una decisión es la incertidumbre que esta genera: ¿Será la más correcta?, ¿Me estaré equivocando?Habitualmente, cuando la decisión es compartida, parece ser más fácil tomarla, ya que tienes la sensación de que toda la responsabilidad no recae sobre tus espaldas.  Cuando la decisión es individual la responsabilidad recae directamente en ti y se amplía la carga y el compromiso. Las personas nos posicionamos de forma diferente delante de una decisión. Hay personas que son mucho más dubitativas, que necesitan más tiempo para sopesar y volver a sopesar antes de decidir. El grupo opuesto sería el de aquellas que son rápidas, que analizan, seleccionan y actúan con mucha brevedad. Por último nos encontraríamos con aquellas que nunca deciden, que esperan que los demás las tomen o que el tiempo decida...¿Dónde crees que te encuentras tú?

Durante esta pandemia muchos de nosotros hemos tenido que tomar decisiones. Para poder inclinarse hacia un lado u otro solemos pensar mucho, darle vueltas, hacer listados con pros y contras, ...El  Coronavirus ha impactado en la vida de todos, también lo ha hecho en nuestras decisiones y hasta en la forma de decidir. Hemos aprendido a mirar a más a corto plazo, sin querer hacer planes a largo plazo porque no sabíamos que pasaría el día siguiente. Hemos visto que nuestra forma de organizar la vida "a un año vista" se caía, que ya no funcionaba, que los viajes a 12 meses no tenían ningún sentido. Nos hemos dado cuenta de que no tenemos el poder para controlar lo que pasa a nuestro alrededor ni en nuestra vida como creíamos tenerlo. Hay personas que esta situación les ha generado muchas dudas, intranquilidad o ansiedad...sentimientos que en ocasiones no son fáciles de aceptar y gestionar.

Las decisiones que tomamos marcan nuestra vida pero ¿para siempre? Durante estos meses he intentado analizar alguna de las "grandes decisiones" que he tomado en mi vida. Creo que han sido muchas: marchar muy joven de casa para ser voluntaria con los niños y jóvenes más necesitados de África o Perú,  dedicarme a la educación y a la psicología cuando mi mirada iba más hacia el periodismo, mis cambios  de trabajo para conocer otras realidades y seguir aprendiendo y empezar de cero con lo que todo esto supone. También miro hacia atrás y siento que decisiones que tomé en su momento ahora quizás no las tomaría...pero ¿qué importancia puede tener esto en el presente? Decisiones que no han sido siempre fáciles ni "entendibles" para muchos pero que me han hecho ser la persona que soy.

Plantearse cambios y replantear opciones no debería ser complicado cuando lo hacemos desde dentro, desde lo que somos y no desde lo que esperan los demás de nosotros.  Siempre he creído que tomar una decisión es avanzar,  dar un paso hacia delante...Porque si te equivocas ¿qué relevancia tiene?

La vida debería ser como una ola, pero no como una ola gigantesca, sino como pequeñas inclinaciones que nos hacen avanzar hacia lo que realmente queremos y no hacia lo que esperan    los demás. Qué maravilla darse cuenta de que las decisiones son únicamente una determinación hacia aquello que creemos, sentimos y anhelamos. Cuando las prioridades están claras, las decisiones se hacen mucho más fáciles. Dejemos más paso a la intuición, manteniéndonos comprometidos a nuestras decisiones pero con la flexibilidad precisa en su enfoque.

¡Feliz fin de semana para tod@s!

jueves, 11 de junio de 2020

Post del Viernes: Lo que no sabemos de nosotros...

Hay tantas cosas que no sabemos de nosotros mismos...y que no saben los demás...
¿Por qué tenemos tanto miedo a la diferencia?
Aunque no nos demos cuenta, cuando construimos una "foto fija" de una persona participamos en limitarla. La diferencia asusta, sigue molestando y parece que seguirá haciéndolo. Cuando encontramos algo diferente tendemos a silenciarlo, a etiquetar a esa persona como "distinta" entendiendo esta diferencia como algo que resta, que pone nervioso...robándole su libertad para vivir libremente.

Observo a mi alrededor y me doy cuenta de que seguimos teniendo la necesidad de ver a una persona de una sola manera ¡qué gran error! ¿Quiénes somos nosotros para limitar al otro? ¿Por qué acotar su desarrollo y las experiencias que puede llegar a vivir, que pueda aportar al grupo? Esta forma de actuar pone de manifiesto la subjetividad con la que observamos a los demás y cómo somos capaces de cortarles las alas, robándoles la libertad que tanto necesitan las personas. ¿Tan perjudicial es dejar vivir la vida a cada persona a su manera?

El miedo a no ser como los demás te han catalogado en ocasiones nos lleva a sentirnos entristecidos y a plantearnos pero ¿quién soy yo realmente? Cuando una persona siente que no encaja puede provocar  diversas  reacciones:
- Que la persona pueda sentir una gran amenaza y se plantee huir.
- Que la persona interprete que es diferente y nazca en ella un sentimiento de culpabilidad  creyendo que este "no encaje" es culpa suya. Paso seguido, se esforzará a ser como los demás esperan para que todo vuelva a ajustar como se le exige.
- Que la persona sienta indiferencia y silencie sus intervenciones por miedo a ser herida.

Cuando descubres que la diferencia no es un problema,  cuando te das cuenta de que no eres culpable de nada, sino la víctima de esa inmerecida situación te liberas y te sientes más fuerte, dejas de tener miedo a empezar de cero siempre que te dé la gana...¿por qué esperar a vivir sin miedo?.¿Quién ha decidido que todos tenemos que ser y actuar de igual manera? Cuando miras hacia dentro entiendes que tienes derecho a percibir, vivir e interpretar la vida como sientes y desees y ese hecho te libera. Te deja de importar lo que puedan pensar los demás. Descubres que es posible ser y sentirse diferente, vivir una vida singular y en estos momentos puedes volver a empezar con la sensación de poder vivir una vida alejada de juicios o reproches.

Cuando estuve viviendo en New Zealand sufrí dos fuertes terremotos. Quien ha vivido esta situación sabe que en pocos segundos todo se tambalea, parece que el suelo se abra a tus pies y que estés a punto de desaparecer. En ese momento puedes hacer dos cosas: o ponerte a correr o quedarte quieto y refugiarte para no herirte ni herir a los demás. Esa elección te hace conocerte, sentir que controlas tu vida y que cada elección que tomes es responsabilidad tuya, solo tuya. Parece mentira, pero esta experiencia me enseñó mucho más de lo que creía.

Aprender a ser tú desde la esencia es darse cuenta de que no hay que huir de nada, que todos somos diferentes y que esa diferencia nos hace únicos. Poder tener experiencias nos hace viajar dentro de uno mismo y con los demás, nos permite reinventarnos, crear, establecer relaciones positivas y  excepcionales...lejos de las etiquetas y del miedo al alineamiento donde todo el mundo tenga que hacer lo mismo, en el mismo momento y de la misma manera. 

Aprender y actuar sin hacer equilibrismos para encajar, sin gastar energía inútilmente debería ser posible para cualquier persona sin valorar su edad sexo o color de piel. Quizás muchos de nosotros  nos hemos solidarizado con la muerte de George Floyd de EE. UU., muestras de solidaridad que nos han recordado que en el mundo "los diferentes" no siempre son bien aceptados...tal vez deberíamos replantearnos cómo actuamos delante de esta diferencia, no únicamente en estas iniciativas a miles de kilómetros, sino con un familiar, compañero de trabajo o amigo.

No me gustaría acabar este post si hacer mi tributo a un cantautor distinto, Pau Donés que nos ha dejado hace unos días. Una muerte que nos ha impactado por su juventud y porque muchas de sus canciones han marcado muchos momentos de nuestra vida convirtiéndose en una banda sonora que nos ha unido a lugares y a personas. Los que lo conocieron personalmente lo definen como una persona buena, que fue capaz de vivir la vida de forma diferente. Ojalá que algún día podamos entender que la vida puede ser diversa para cada persona y aprender a darle mucha más importancia al AHORA: sin pesos, sin interpretaciones, sin miedos, sin limitaciones...

Buen fin de semana diferente a tod@s!


jueves, 4 de junio de 2020

Post del Viernes: No tocar, por favor, acariciar


Hace pocos días escuchaba en la radio una formidable entrevista al escultor Jaume Plensa, maravillosa por el contenido y especialmente por las respuestas del artista.
Descubrí la escultura de Jaume Plensa, hace unos años, en una exposición que se organizó en Barcelona. Me impactó la dimensión de las esculturas que la componían y me enamoré de su belleza. Desde entonces empecé a interesarme por su forma de interpretar el mundo y me propuse conocer sus obras en las ciudades que pudiese visitar descubriendo algunas de ellas en Madrid, Nueva York, Andorra o Japón. Su escultura transmite fuerza, presencia de pensamientos y serenidad. El artista reivindica que sus creaciones son para ser tocadas, para ser acariciadas...actos que ahora el Covid-19 casi nos ha prohibido. 
Pensando en lo que genera en mí su arte pensaba ¿Qué importancia tienen los pensamientos en nuestra vida? Y mi conclusión es que se convierten en los dueños de ella. Un pensamiento tiene la capacidad de dirigir nuestros actos y decisiones. Los pensamientos viajan, se trasladan por el aire sin prisa, en silencio, con lentitud, porque aprovechan su movimiento también para pensar cuál debe ser el siguiente paso a dar. Los pensamientos se convierten en nuestro motor de vida,  marcan lo que somos, pensamos y hacemos. Tienen la capacidad de sanar nuestros corazones de forma elegante, sin dejarse notar pero con la máxima efectividad o de destruir cualquier sueño que pudiésemos tener añadiendo temor y desconfianza. Así, saber pensar es saber vivir, es poder decidir de qué forma queremos pasar por este mundo.

Esta semana, como muchos de vosotros, he podido reencontrarme con algunas personas que hacía meses que no podía hacerlo. Reencuentros llenos de emoción e ilusión, de cierta incertidumbre, de pesadez por lo vivido y de esperanza por lo que está por venir. En las largas conversaciones compartidas el recuerdo del pasado se ha unido al deseo de poder mirar hacia el futuro con el máximo optimismo posible..., porque creo que no hay otra forma de mirarlo. Hablar del pasado solo tiene sentido si es para encontrar futuro, si no, no vale la pena. Tras estos esperados reencuentros, las despedidas han estado marcadas por pensamientos contradictorios, por un cierto miedo a tocarse, a darse un beso. ¿Te importa que te abrace? Nos preguntamos...A mí no, yo no tengo miedo, ¿Y tú?...

Por favor, que pronto un abrazo, una caricia o un beso vuelvan a tener la libertad que antes tenían y que nunca fuimos capaces de valorar...

¡Feliz fin de semana repleto de nutritivos pensamientos para tod@s!