jueves, 28 de mayo de 2020

Post del Viernes: Pide un deseo...

En estos días que caminamos hacia "una nueva normalidad" que nos repiten una y otra vez pensaba en el poder curativo de los deseos. ¿Quién no ha pedido algún deseo alguna vez? Me voy a permitir  obviar que el primer deseo SIEMPRE es la salud... y en estos días las razones son más que evidentes.

El Coronavirus nos ha impuesto una forma diferente de celebrar las fechas señaladas ¿Quién no ha celebrado algún cumpleaños estos días de forma virtual? Reuniones familiares organizadas en multipantallas donde la añoranza y la alegría intentan sobrevivir sin pelearse. El homenajeado u homenajeada, en el momento de soplar las velas, intentando agradecer el encuentro y pidiendo el deseo que todos le pedíamos con insistencia. Deseos virtuales que esperan también hacerse reales, aunque no saben en que fase será posible. Parece que ahora los deseos se han hecho algo más pequeños, que han perdido volada, casi se limitan a cosas que antes podíamos hacer de una forma casi habitual y ahora se han convertido en extraordinarias...así nos lo impone esta nueva vida. Dicen los que más saben de este tema que los deseos no pueden compartirse porque sino no se cumplen, pero si no se comparten ¿cómo demostraremos que se han hecho realidad?
Cierro los ojos y pienso en un deseo: dar besos sin tener miedo a transmitir el virus. Dar besos a mis padres que hace más de 70 días que no veo porque una línea imaginaria llamada zona sanitaria no me lo permite. Dar besos a mis hermanas. Dar besos a mis sobrinos y cuñados. Dar besos a mis amigos. Un deseo pequeño, casi insignificante o ridículo...no sé, quizás todos andamos faltos de esas pequeñas muestras de amor que hacían que la vida fuese más fácil, más rica y nutritiva para el alma y el corazón.
Seguiré pidiendo deseos, seguro que pronto podrán ser más grandes, más inspiradores...ahora me quedo con este.

Buen fin de semana para tod@s!

jueves, 21 de mayo de 2020

Post del Viernes: Vidas reducidas a una maleta

La APP de la Compañía Aérea de mi teléfono móvil me recuerda que hoy mismo viajaba a Menorca para participar en una nueva competición, esta vez una ultra trail. Vuelos planificados con muchos meses de antelación e ilusión que vuelven a anularse. Para muchos puede parecer una tontería, para mí esto de tener retos me da vida y me hace sentir viva ...así que un confinamiento no acaba de cuadrar con mi estilo...supongo que con el de muy pocos...

Una semana más o una semana menos...según se mire y seguimos estudiando qué podemos hacer y qué no en la fase en la que nos toca vivir. Pienso en mi vida de hace solo unos meses y la verdad es que se parece muy poco a la de ahora y creo que es una realidad compartida con el 80% de la población. Estoy cansada del teletrabajo, de las franjas horarias, de no tener libertad para ver a los que tanto quiero ...y a la vez me siento muy agradecida por tener salud, por pensar que podría ser mucho ... Sentimientos opuestos que en ocasiones tienden a desequilibrarme un poco. 

A veces imagino que todo esto es un mal sueño, que no está sucediendo. Pienso que puedo volver a viajar. Me pregunto, que cuando pueda hacerlo, cómo será mi maleta. Tengo la sensación que nuestras vidas se han reducido mucho, que en ocasiones se ha simplificado. Nos hemos dado cuenta que muchas de las cosas que teníamos tenían muy poca utilidad, quizás hacía años que no las utilizábamos y otras se han hecho imprescindibles. ¿Quién no ha hecho limpieza estos días? Me doy cuenta que sería muy sencillo meter mi vida en una bolsa de viaje: ropa deportiva, bambas, portátil, libro digital, el reloj, utensilios para el aseo y poco más...a...y la mascarilla. La vida nos está enseñando que hay que irse desprendiendo de muchos objetos, pensamientos dudas y algún que otro temor... quizás este es el gran aprendizaje del Coronavirus...

y tú ¿Qué meterías en tu  maleta?

¡Ánimo y confianza para tod@s!

jueves, 14 de mayo de 2020

Post del viernes:¿Seremos capaces de aprender alguna cosa?

Pero, ¿seremos capaces de aprender algo de esta situación? Algunos dicen que sí y están muy convencidos y otros muchos creen que no. Yo hoy me permito quedarme en medio...pensando que la mejor opción es que cada uno pueda decidir qué prefiere pensar. No sé si habremos aprendido muchas cosas pero lo que sí que estoy convencida es que esta cuarentena nos está haciendo vivir, pensar y encarar muchas situaciones que nunca habríamos imaginado  y que condicionarán nuestro futuro.

La verdad es que no se necesita valor para hacer una cosa cuando es lo único que puedes hacer así que sobrevivir a este confinamiento ha sido el objetivo principal de la mayoría y el mío así que no le atribuyo ningún valor personal...no nos ha tocado otra...aunque lo que hemos podido elegir es con qué actitud hacerlo y esto si que es valorable.

La motivación es un motor interno que se enciende y se apaga de forma misteriosa y que nos predispone a aprender y especialmente a superar dificultades y este periodo ha estado marcado seguramente por la "motivación intrínseca" que cada uno haya podido tener. Me gustaría quedarme con lo que he aprendido o intentado entender así que no sé si puedo enumerar muchos aprendizajes pero si algunas "reflexiones de vida". Entre ellas destaco:

- El equilibrio interior es lo que nos permite no perder los papeles cuando estaríamos abocados a ello.
- Los hobbies y pasiones te hacen sentir más fuerte en tiempos de crisis u oscuridad.
- Pensar  en positivo supone un esfuerzo, hasta para el más optimista.
- Los grises tienen siempre mucho más color que el más intenso negro.
- La vida, con amor, es doblemente reconfortante.
- La gente buena no deja de serlo ni en las situaciones más complicadas.
- Amar lo que haces ensalza y justifica el esfuerzo.
- Mirar hacia atrás te hace sentirte afortunada.
- En la vida hay dos tipos de personas: las que valen la pena y las otras.
- Soñar no vale dinero pero si que exige imaginación.
- La vida, como en el confinamiento, con dinero es mucho más fácil.
- Echar a faltar a veces daña y rasga el corazón.
- Evolucionar es mucho más que avanzar.
- La frustración mata la creatividad.
- La inteligencia a veces es interpretada como una amenaza y no como una inspiración.
- La gente perezosa busca excusas en los buenos y en los malos momentos.
- El teletrabajo puede convertirse es un "roba-vidas".
- Perder la pasión por algo te hace sentir huérfano y débil.

Acabamos así la 9ª semana de confinamiento, una más.... Cansada de esta situación, pensando en los que tanto sufren o han sufrido, en los que intentan volver a abrir sus negocios, trabajando mucho para acompañar y planificar un curso que se presenta incierto, donde poner una fecha siempre va asociado a un "ya veremos", con ganas de más libertad, de visitar a los míos, de cerrar esta etapa, de poder volver a correr una maratón, de viajar, de pasear sin franjas horarias, de mirar a los ojos sin miedo a contagiar...

Buen fin de semana para tod@s

jueves, 7 de mayo de 2020

Post del Viernes: Contrafóbica: lanzarse a hacer lo que te da miedo

El miedo es inherente al ser humano. Pero eso no quiere decir que el hombre haya nacido para sentirlo. Nuestros antepasados se atrevieron a cazar y mejoraron su vida con la invención del fuego. Durante la historia de la humanidad, las personas han sabido sobreponerse a pensamientos limitantes y esta valentía nos ha permitido evolucionar y no quedarnos estancados.

Si el miedo es inherente al ser humano, ¿por qué tendemos a esconderlo? La vivencia de esta pandemia ha traído a mi cabeza algún miedo. Les he puesto cara y nombre y clasificados en dos grupos: miedos relacionados con mi persona y miedos relacionados con los demás. El listado me ha revelado que los relacionados con terceros era mucho más extenso que el que se refiere a mi misma. Durante estos días me ha preocupado la salud de los que me rodean, el no poder ayudar a mis padres por la lejanía en la que nos encontramos, por cómo pueden vivir este periodo los peques de casa, por la situación laboral complicada por la que están pasando personas muy cercanas, por cómo esta crisis afectará económicamente a tantas personas... Cuando quieren entrar en mi cabeza he intentado que sean temores controlados, que no consigan hacerme perder la paz interior y me dejen descansar, aunque alguna vez me han quitado el sueño.

En mi vida he temido cosas y ahora me he dado cuenta de que muchas de ellas no las he compartido abiertamente o lo he hecho con pocas personas. ¿Por qué no nos enseñan a hablar de nuestros miedos y temores desde que somos pequeños? Cuando era una niña me apasionaba el mar, mi madre me recuerda que al llegar a la playa no salía del agua durante horas. Llegué a competir en natación y hasta gané alguna medalla nadando de espaldas. Hace unos años en un triatlón, durante la salida, sentí que muchas participantes pasaban por encima de mí y creí que me ahogaba, ya que no podía salir al exterior a respirar. Desde aquella experiencia, cada vez que competía tenía palpitaciones y en una competición en Madrid sufrí un ataque de pánico en el tramo de natación. Allí sentí que si salía del agua en aquellos momentos nunca más volvería a nadar o competir. Pedí a una embarcación que nos seguía que estuviese a mi lado durante todo el trayecto y conseguí superar el tramo de natación saliendo la última del agua. Poder acabar y no abandonar me hizo entender que el miedo solo estaba en mi cabeza. Volví a empezar a entrenar de nuevo en la piscina, recuerdo que mi corazón se  aceleraba cada vez que me acercaba al agua pero nunca abandoné un entreno aunque todo mi cuerpo temblase. Poco a poco he ido superando este miedo y ahora, gracias a mi entrenadora Judith Corachan, empiezo a disfrutar de nuevo nadando y queriendo más que nunca competir en larga distancia en triatlón. Su seguridad y pasión por el agua, su confianza me hace más fuerte a mi. Sé que me pondré nerviosa cada vez que me ponga el neopreno pero intentaré no dejarlo de hacer por miedo. Este ejemplo puede parecer una tontería para muchos pero para mí no lo es. Eso es el miedo: te acobarda, somatizas, te bloquea...pero nunca debería poderte vencer.

Me hace feliz pensar que he sido una persona "contra fóbica" en algunos momentos de mi vida por lanzarme a hacer muchas cosas que me daban miedo y hasta pánico ...y con el paso del tiempo, algunas de ellas, se han convertido en grandes decisiones o pasiones de mi vida. Creo que haber crecido y estado rodeada de gente que considero muy valiente me ha ayudado mucho porque he sentido confianza y me he podido reflejar en ellas. Volví a África un año después de sufrir un paludismo que casi me hace perder la vida o al Perú después de estar inmersa en un tiroteo por el golpe de estado que se estaba produciendo...sabía que si no volvía a estos países cogería miedo a viajar y a hacer voluntariado, podría poner otros ejemplos como podríamos hacerlo todos ¿quién no se ha encarado a sus miedos?...Con esto no quiero decir que soy más valiente que los demás o la persona más inconsciente del mundo. Nada de eso, describiendo estos hechos quiero expresar que muchas veces hay que volver intentar hacer aquello que en algún momento te limitó para demostrarte que la situación ha cambiado y que puedes con ella...si realmente lo sientes así.

Todas las personas pasan miedo alguna vez en su vida y en la crisis sanitaria en la que vivimos es una realidad constante en muchas personas ¿Y cómo se superan los miedos? Yo creo que la única manera de hacerlo es mirándolos a la cara, asumiéndolos, dejando que te acompañen o tomando nuevos caminos. ¿Fácil? NO pero ¿qué otra solución nos queda? Creo que actuar así nos ayudará a conseguir nuestra mejor versión y vivir con mucha más paz. En una conversación de hace pocos días con uno de mis mejores amigos conversábamos sobre la necesidad de valorar lo que somos capaces de hacer, de tener confianza, de asumir que las cosas no siempre son fáciles y que  mirarlas a la cara permite salir de ellas. No sé en que consistirá esa "nueva vida" que los políticos y medios de comunicación nos anuncian repetidamente pero espero que esté exenta de miedos o temores que quieran anularnos o pretendan que perdamos la libertad que durante años nos hemos ganado.

En los días que sentía más temor cuando pretendía nadar, antes de cambiarme, escuchaba canciones de Lluís Llach, un cantante que me ha acompañado y me acompaña en mi vida. Esta semana ha publicado una nueva versión de una preciosa canción titulada "Un núvol blanc" (Una nube blanca) en la cual participan también Santi Blames, Gemma Humet y Judith Neddermann en recuerdo de todas las víctimas del COVID-19  y queriendo convertirse en un apoyo más de la campaña  #joEmcorono #¶omecorono https://www.yomecorono.com a la que me sumé desde el primer momento. Con ella quiero acabar este post...por los que no están o están pasando miedo...una nube de esperanza para todos.

Feliz fin de semana para tod@s!